El nuevo Galaxy Note 7 terminó por ser una perdida incontable para Samsung, puesto que le costará hasta más de 1.000 millones de dólares (895 millones de euros) solucionar el reemplazo de los terminales en aproximadamente 2,5 millones de dispositivos, ocasionando no solo pérdidas materiales o monetarias si no también una crisis de imagen y el poco tiempo ganado a Apple, cuyo lanzamiento crucial del año será esta semana.
El desmesurado gasto no planeado de Samsung podría costarle más del 5% de sus ingresos netos. Al mismo tiempo el lanzamiento de los nuevos dispositivos de Apple podrían hacer que la compañía sintiera un verdadero golpe en su posicionamiento en muchos mercados, tal como lo explicó el analista de IDC, Bryan Ma a Bloomberg: "la ventaja de tiempo que tenían frente al iPhone se ha evaporado".
La semana pasada en 10 países se detuvieron las ventas, cancelaron distribuciones y comenzaron a retirar del mercado el Galaxy Note 7 luego que detectaran un problema de combustión espontánea en una treintena de terminales. Durante una entrevista el portavoz de la compañía solo pudo responder que sería una “cantidad desgarradora” la de terminales por reemplazar, que al parecer no solo asumirá y afectara el capital de la empresa, sino también a quien los prové de baterías: su filial Samsung SDI o la china Amperex Technology - se desconoce exactamente cuál de las dos hizo las baterías defectuosas, explicó el diario Korea Economic Daily.
Aunque los 1000 millones de dólares son un golpe millonario para la compañía, parece no ser lo más importante según Chang Mar Jin, profesor especializado de la Universidad Nacional de Singapur, quien explica que "el daño potencial a la reputación es mucho mayor que las pérdidas financieras a corto plazo".
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