Las escuchas de la NSA y su consecuente captura de datos son “legales” y podrían haber ayudado a los Estados Unidos a evitar nuevos ataques de Al-Qaeda, advierte William Pauley, juez que preside el caso en una corte de New York y que rechaza así una demanda de la Unión Americana de Libertades Civiles.
Pauley basa su declaración aleganado que “antes de los ataques del 11 de septiembre, la NSA interceptó siete llamadas realizadas por el secuestrador, Khalid Al - Mihdhar , que vivía en San Diego, California, a una casa de seguridad de al- Qaeda en Yemen”.
Para entonces, la NSA interceptó la llamada utilizando tecnología que era incapaz de conocer el número de teléfono utilizado por Al-Mihdhar. “Sin ese identificador, los analistas de la NSA concluyeron erróneamente que Al- Mihdhar estaba en el extranjero y no en los Estados Unidos" .
Pauley advirtió en su alegato que gracias a las capacidades que hoy tiene la NSA habría sido posible detectar que el terrorista estaba en Estados Unidos invadiendo la seguridad del territorio. De esta forma el juez concluyó que el programa de recolección de datos ha sido legal, aunque no llegó a confirmar su opinión sobre si la NSA debe continuar su trabajo con los controles y el marco regulatorio actuales.
"Si bien las discusiones están en marcha en todo el país, en el Congreso y en la Casa Blanca, a las preguntas a este Tribunal sobre si el programa de metadatos telefónicos del Gobierno es legítimo, esta Corte considera que lo es. Pero la cuestión de si ese programa debe continuar llevándose a cabo es una cuestión que el Estado debe decidir”, añade la sentencia.
Hace unos días otro juez federal dijo que las escuchas y el programa de recopilación de datos eran ilegales y que los padres de la Constitución de Estados Unidos se habrían opuesto a esta forma de cercenar las libertadas. Por su parte el jefe de la NSA dijo que era la única manera de proteger a los americanos.
Obama ha dicho que en enero hablará sobre este tema y tomará una decisión sobre la forma en la que la NSA debe autorregularse. Las empresas tecnológicas más poderosas de Estados Unidos han creado una alianza para presionar al Congreso y la Casa Blanca a legislar sobre este tema, que ha generado una gran desconfianza por el tratamiento que a los datos habrían estado dando estas compañías.
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