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Por Pilar Bernat
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pbernattelycom4com /7/7/16
miércoles 23 de marzo de 2016, 14:12h

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Suena en nuestra mente un cuplé popular: “dónde se meten los Galaxy S7, de dónde sacan pa tanto como destacan…” y si es verdad que se trata de un terminal continuista que los usuarios pueden confundir con modelos anteriores a simple vista, también lo es que, en los ‘benchmark’ -pruebas de resistencia y ejecución-, el S7 sube a lo más alto del pódium, a falta de la inminente aparición en el mercado del LG G5, el Sony X Performance y el Huawei P9, buques insignia de 2016.

Diseño, pantalla, velocidad de procesamiento, batería e interfaz gráfica inconmensurables. La cámara - a pesar de la publicidad- es claramente mejorable con respecto, incluso, a terminales menos potentes como el LG V10. El sonido externo desilusiona, le falta algún detalle técnico y la temperatura, en artes de alto rendimiento, sigue subiendo.
Fue el teléfono más llamativo de 2016 e indudablemente, el más bonito. Sin embargo, Samsung ha caído en algo que criticamos a otros: de una parte, comparar continuamente su terminal con el iPhone -cuando hay otros que le pueden hacer igual o mayor sombra por calidad-; de otra, mantener la apariencia del terminal casi intacta, salvo por el redondeo en la trasera y algunos milímetros de aquí o de allá.
Si se han afanado los coreanos en subsanar los defectos de 2015 y en ellos nos centramos.

La temperatura

El principal problema con el que se encontró Samsung con su Galaxy S6 (tanto en su modelo de pantalla plana como en el Edge) fue la altísima temperatura que alcanzaba el terminal tras un periodo largo de tiempo jugando, utilizándolo mientras se cargaba o tras horas de visionado de video. No cabía recurrir a su socio, Qualcomm, porque su patinazo con la primera versión del Snapdragon 810 fue mayúscula y decidió vetarlo. Es verdad que la cuestión mejoró bastante con la versión S6 Edge+.
Para asegurarse de que no asume el mismo riesgo, una de las innovaciones que ha presentado Samsung con motivo del lanzamiento de sus nuevos terminales, es su peculiar sistema de refrigeración para que la temperatura se reparta de forma equitativa por todo el smartphone y se enfróe más rápidamente.
Por tanto, ¿se calienta? Sí. Tras un esfuerzo como someterse un par de veces a la versión Sling Shot de 3DMark el teléfono tenía una temperatura que las gráficas situaban en un máximo de 40Љ, lo que para la piel humana es una sensaciЧn muy desagradable; pero también es verdad que se recuperó rápidamente en cuanto finalizó el estrés.

Rendimiento

¿Valió la pena la prueba? Indudablemente; ésta y el resto de las que nos mostraron su capacidad de procesamiento. El comportamiento en multitarea es muy bueno, navegando por Internet magnífico, los gráficos complejos fluyen con suavidad y, si bien dos de sus ocho núcleos de 14 nm (64 Bit) permanecen la mayor parte del tiempo inactivos, el conjunto de su respuesta lo sitúa en puestos de honor.
No obstante, el teléfono se comercializa en los Estados Unidos con procesadores Snapdragon 820, la joya de los semiconductores; aunque las diferencias entre éste y el Exynos 8890 que equipa el terminal de prueba, en cuanto a capacidad y velocidad de procesamiento, son inapreciables en el día a día.
Pero si el interior resulta de suma importancia, el exterior también tiene temas para el comentario. Recubierto Тntegramente con cristal el resistente Gorilla Glass 4, muchos usuarios consideran que el cristal por delante y por detrás le suma fragilidad y resta sujeción.
El S7 equipa tecnología de pantalla SuperAMOLED, tecnología que, hasta ahora, nadie ha conseguido igualar. Realmente, es muy luminosa y el espacio entre la placa y el cristal es tan mínimo que parece pegada al mismo. Hay que darle la razón, sin embargo, a quien considera que los blancos verdean y los grises son casi perlados por lo que los negros resultan casi inexistentes y esto incide en el contraste.

Pantalla activa y cambios en la interfaz

Un avance 2016 es la llegada de la pantalla siempre activa (5,5”/ 534 ppp) sin que afecta a su rendimiento y, por supuesto, rendimiento en sí mismo, dada la fragilidad que demostró la generación anterior al respecto. Si bien es cierto que estas valoraciones en pruebas rápidas son siempre relativas, los 3.600 mAh de su batería no extraíble, le lucen.
Por último, considerando la conectividad completa, los 4 GB de RAM, la tarjeta de memoria externa (comparte torpemente la cuna de la SIM) y la Categoría 9 del MODEM como bondades absolutas (aunque no dispone de infrarrojos), conviene comentar que, si bien la curvatura de la pantalla incide en la navegación y perjudica en ocasiones la precisión del toque en páginas diseñadas para ser usadas en plano; la vista Edge, en sí misma, ha crecido y se ha enriquecido. De esta forma, a los contactos y su actividad, suma una vista de noticias, otra de aplicaciones favoritas y la de servicios y accesos directos. Hay otras opciones desde el menЬ de configuración, casi todas de pago.
Por cierto, el sonido externo deja mucho que desear; tal vez por lo pequeño de unos altavoces que, ahora, pueden sumergirse.

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