Samsung ante una zarza en llamas

Y así, expectantes e incrédulos ante el fuego inesperado deben estar Huawei, Apple y otros fabricantes de terminales móviles -a quienes la ocasión les concede una oportunidad de ganar cuota-, por la inusitada situación que vive Samsung; empresa que afirmaba hace sólo unas semanas tener a sus clientes como prioridad, pero que tras comunicar al mundo por escrito que las cajas debidamente señaladas estaban garantizadas “al 100%”, se ha topado con unas baterías que estallan en los sitios más peregrinos y que parecen no darle tregua.

Ahora haría falta otra apisonadora que destruya lo malo

Y aquello que parecía una anécdota, “unos cuantos terminales que se queman entre millones vendidos”, ha pasado a ser la crisis más grave que se ha vivido en este sector en años; puede que superior a la caída de Nokia. El fabricante número uno del mundo, innovador y certero, está en la cuerda floja; su evolución en bolsa, que ha sido muy positiva en el último año, empieza a resentirse y tras un mes de fuertes fluctuaciones, hoy, 10 de octubre, ha caído un 1.52%.

Y es que, los operadores americanos les han dado el alto y los españoles, suponemos que como los del resto del mundo, aseguran que no van a incluir el Note 7 en su portafolio si no hay total garantía de seguridad por parte del fabricante. ¿De quién es la responsabilidad en caso de daños o perjuicios? ¿Del distribuidor? ¿De la coreana? ¿Del usuario?

El pasado mes de septiembre, Aviación Civil indicaba a todas las compañías aéreas la necesidad de alertar en sus páginas web, en las salas de espera y dentro de los aviones sobre el peligro del terminal y la prohibición de meterlo en el equipaje o embarcar con él encendido. Se calcula que cada minuto hay 11.000 aviones en el aire ¡Ya quisiera cualquier medio ese impacto para una noticia o agencia para su publicidad!

Afirmaba un alto ejecutivo del sector, hace sólo unos días, que “contra la libertad de expresión existe la libertad de inversión” y eso que pude parecer un vulgar y doloroso chantaje, aunque parezca mentira, hay quien lo pone en práctica con ánimo de amedrentar, pero no ha lugar en este caso porque ¿depende Aviación Civil de la publicidad, como ocurre a la prensa, o debe velar por la seguridad de tripulaciones y pasaje a riesgo de exagerar o equivocarse? La respuesta está clara, los hechos les dieron la razón hace unos días y nada puede hacer Samsung ante esta ‘eventualidad’. El caso se estudiará en las universidades de periodismo en comunicación de crisis.

Los operadores americanos le han dado el alto al Note 7

Por otra parte, las bromas en los corrillos están servidas: ¿tienen un jefe de producto yihadista? ¿Es de Corea del Norte y no lo saben? ¿Un infiltrado de Huawei? ¿Les paga Apple o tal vez la NSA? Pero la cuestión tiene poca gracia. Cuando el fabricante coreano decidió dejar de hacer productos malos para abrirse camino en la industria de la electrónica y las telecomunicaciones, sacó todo su stock a la calle y lo aplastó con apisonadoras; un hecho simbólico que daba el pistoletazo de salida a una nueva era con aspiraciones de número uno. Y lo consiguieron.

Tal vez, ahora haría falta otra apisonadora para que se lleve por delante de lo malo lo peor y representar, así, físicamente la decisión resolutoria de una zarza que AÚN arde sin quemarse y que esperamos no sucumba ante el fuego. Sin embargo, cada Note en llamas es una nueva mecha y aunque algunos se lo crean, no todo el mundo es Dios. Tal vez es un buen momento para la reflexión y como Moises, quitarse las sandalias y escuchar el mensaje.