www.zonamovilidad.es
Por Pilar Bernat
x
pbernattelycom4com /7/7/16
domingo 15 de mayo de 2016, 11:33h

Escucha la noticia

Tal vez, lo primero que hay que plantearse cuando una empresa afronta un proceso de transformación es qué quiere ser, a dónde quiere ir y qué tipo de entidad quiere tener. Con la respuesta encima de la mesa y los objetivos fijados, el planteamiento siguiente es si se está cerca o lejos de conseguirlos, cuál es el camino y qué hay que dejar atrás para asegurarse la meta.
Y es evidente que éste es el planteamiento al que se enfrenta Telefónica, el que Cesar Alierta dejó claro en la cumbre de directivos del pasado mes de noviembre y al que se ha puesto manos a la obra toda la compañía. ¿Problemas? Muchos, suponemos. ¿Ilusiones? Todas, imaginamos. ¿Obstáculos? Uno entre otros, adivinamos: el ‘legacy’.

Qué es el legacy

La Compañía Telefónica Nacional de España nació en abril de 1924 y desde entonces, aquella sociedad de 2.000 acciones, se ha convertido en una multinacional que da servicio a más de 300 millones de clientes. Así, 92 años después, la empresa, sumida en un plan intensivo de modernización, soporta un sistema heredado, el llamado ‘legacy’, que en un mundo ‘All IP’ está abocado, sí o sí, a transformarse, adaptarse y consolidarse para, finalmente, satisfechos los clientes afectados, echarle el cierre. Al frente de este proceso, no exento de complejidad, Joaquín Mata, máximo responsable de las redes nacionales.

Empresa que cabe definir como suministradora de servicios de comunicaciones y de valor añadido, Telefónica S.A (nombre que adoptó en los 90), es consciente de que, por la propia naturaleza de su producto, su obligación es estar cerca de sus clientes y no sólo retóricamente, sino físicamente –sea en ciudades, pueblos, playas o polígonos industriales-. De hecho, no puede, como otras compañías multinacionales en auge, tener un servicio en la nube y esperar a que alguien se lo transporte; ya que hoy, el transporte de datos es, en sí mismo, su principal misión.

Del cobre a la fibra simétrica

Así, la capilaridad de su histórica red y el acceso a la misma, ha sido y es una restricción. Protagonista absoluto de esta situación, el cobre; debido a que la atenuación de potencia de la señal sobre el mismo tiene unas velocidades y unos límites físicos que suponen un entorno de 6/10 Mbps, para una distancia máxima de 2,5 km entre el cliente y la central y, además, no está exenta de interferencias.

Se concibe un nuevo diseño de red, acorde a los servicios que va a ofrecer la compañía de aquí a 2020 y que incluyen, entre otros: televisión (multicast y unicast) y transporte de datos de alta velocidad; todo a través de tecnologТa FTTH o Fibra hasta el hogar, la cual alcanzará hasta 40 Gbps simétricos


El diseño de esa red llevó al operador a tener, a lo largo de los años, hasta 6.600 centrales en España; lo cual carece de sentido cuando la tecnología permite reducir esa infraestructura y optimizarla. Así, la alternativa es la fibra óptica, que admite mayores distancias y más velocidad y conduce al planteamiento de buscar una fisonomía de red distinta y realizar un Plan Director.

De esta forma, se concibe un nuevo diseño de red, acorde a los servicios que va a ofrecer la compañía de aquí a 2020 y que incluyen, entre otros: televisión (multicast y unicast) y transporte de datos de alta velocidad; todo a través de tecnologТa FTTH o Fibra hasta el hogar (hoy G-PON que pasará, en breve, a ser XGS-PON y después NG-PON2), la cual alcanzará hasta 40 Gbps simétricos; es decir, igual hacia que desde la central.

Por tanto, si la televisión multicast ya es una realidad y los clientes del operador ven la televisión que demandan, el canal que quieren, cuando quieren y como quieren, gracias a que se puede gestionar el servicio desde la red y facilitar el uso del mismo, la transmisión de datos de ultra banda ancha, antes aludida, lo será en un plazo de tiempo relativamente breve.

‘Transformación’ y ‘Red.Zip’

El objetivo final de la compañía es que los clientes de cobre se trasladen a fibra para que todo el mundo pueda disfrutar, plenamente, de los nuevos servicios y, a continuación, apagar redes legacy y cerrar centrales; pero eso supone un tránsito muy relevante que debe realizarse de forma “ordenada, lenta y minuciosa”.

“Cuando realizamos un balance de la situación global de nuestra red, mapeamos una cantidad de redes legacy que apabullaba -explica Mata-; pero, además, hubo que calcular cuántos elementos de red eran legacy y Telefónica tenía 380.000. Por tanto, hubo que crear una organización dentro de la empresa ‘ad hoc’ que denominamos Transformación y que integra, básicamente, tres grandes áreas: la primera, la del mencionado Plan Director (en qué ubicaciones se quedan y en cuales no, con la adjudicación de los correspondientes recursos económicos y humanos); la segunda, la de identificación de elementos y la tercera, la de compactación, a la cual se le ha dado el nombre de Red.Zip”.

De esta forma, en Red.Zip lo primero que se hace es abordar ciertos servicios de cobre, tanto empresariales como residenciales, que requieren compactación. ¿Qué significa compactación? Pues que si cada vez hay más gente que utiliza la voz sobre fibra (VoIP), voz que antes circulaba a través de la red de cobre, paulatinamente, hay centrales de conmutación que se van quedando vacías y esas centrales -antiguas y devoradoras de energía, hay que irlas compactando en otras más modernas, previa modificación de los planes de numeración y los planes de enrutamiento, siempre de acuerdo con el resto de operadores.

De esta forma, de los 380.000 elementos de red nombrados, se han apagado, ya, 150.000; se han vaciado ocho provincias españolas de transmisión JDP (Jerarquía Digital Plesiácrona); se han compactado más de 850 centrales de voz tradicional y, al final del todo, respetando todos los requisitos legales, se ha echado la llave a dos centrales (Madrid-Torrelodones y Barcelona-San Cugat). Ahora, se ha comunicado a la CNMC que se inicia una nueva fase con otras centrales en las que intervienen otro tipo de factores.

Los cambios en RDSI

La solución que se ha adoptado para la actualización, en términos de red, es emular servicios de RDSI sobre IP; es decir, se pasa de utilizar RDSI como portador a utilizar IP y se emula el servicio mediante software

Entre estos, el uso de RDSI por parte de muchas empresas que no tienen voluntad de cambiar su antigua conexión, porque no les viene bien realizar en este momento el desembolso o no ven la necesidad, ya que tienen aplicaciones activas que corren sobre la misma. RDSI es un sistema estable, que no suele fallar y con el que los clientes se sienten seguros a pesar de que, realmente, no es eficiente y se ha quedado obsoleto es una tecnología superada. De hecho, ya es difícil encontrar repuestos, asistencia técnica, etc. pero, el usuario es renuente y Telefónica tiene que atenderlos: “nadie se va a ver afectado de manera negativa; todo lo que las empresas compren nuevo va a tener tecnología moderna y todo lo que quieran mantener viejo se va a mantener, si quieren que se mantenga. A cada uno se le hará una propuesta de migración a través del departamento comercial; pero si no le convence o considera adecuado, mantendremos sus equipos y servicios tal y como los tienen hoy en día”.La solución que se ha adoptado para la actualización, en términos de red, es emular servicios de RDSI sobre IP; es decir, se pasa de utilizar RDSI como portador a utilizar IP y se emula el servicio mediante software. “Es necesario adaptarse a los requisitos del cliente y conjugarlos con la propia evolución de la compañía -asegura Mata-. Habrá servicios antiguos corriendo sobre redes modernas, emulamos servicios legacy sobre tecnología actual; pero el tendencial, va a favor de Telefónica en la modernización de las redes”.

Por otra parte, surge el cuándo o en cuánto tiempo y entra en juego eso que Joaquín Mata denomina “el poder del empezar”: “Que nadie se preocupe por cuánto tardaremos, lo importante es empezar y eso, ya se ha hecho; el cambio va a buen ritmo y habrá años en los que se irá más rápido; en otros más lento, se hará más, se hará menos; habrá redes más fáciles y otras más difíciles; lo lógico en procesos como éste”.

Misión casi imposible: apagar JDS

Otro objetivo de la compañía que se sitúa en la categoría de ‘misiones imposibles’, es apagar toda la red JDS (Jerarquía Digital Síncrona); una aspiración complicada, que requiere unas redes de transporte ópticas y unas redes IP muy desarrolladas. Al proyecto se le llama ‘Red Fusión IP’ y lo que hace, en términos técnicos, es que compacta el nivel de agregación con el nivel IP a fin de tener una red MPLS, extremo a extremo, que a su vez se apoye en mallas fotónicas nacionales y regionales de interfaces a 400 Gbps. “Es volver a hacer las pirámides de Egipto -cometa Mata”.

En palabras más sencillas, significa que las redes deben nacer en el punto de cliente y contemplando las necesidades del mismo. A partir de ahí, las redes móviles siguen su camino y las fijas (más móvil WiFi) el suyo; lo que ha supuesto que, en los últimos 14 meses, se haya tenido la misma cifra de transmisión de video (con todos los servicios de televisión) que en 14 años de navegación IP: 1.2 Tbps. Esto supone que “aguas adentro”, en la torre de interconexión (OSI), la presión sea tan grande, que requiere para su correcto funcionamiento tener detrás una red óptica de transporte muy potente. Además, se deben contemplar no sólo los anchos de banda, sino también las latencias, lo que aboca a realizar una provisión de servicio más sencilla y más barata a través de MPLS (tecnología para llevar datos de alta velocidad y voz digital en una sola conexión).

En conclusión, no se puede realizar un cierre de centrales o apagado de elementos legacy, si no es de la mano de la modernización de la red o de las redes. En este sentido, Telefónica puede presumir de que ha modernizado la red móvil, la red fija (que soporta también el 80% del acceso WiFi) y el mundo de la televisión; lo cual lleva a servicios más ricos y de mayor consumo. Ahora, el reto está en la evolución del WiFi y el paso de 2.4 GHz -una banda ‘machacada’- a 5 GHz, lo cual ya se está afrontando (hay más de 100.000 HGUs distribuidos).

Por tanto, “se trata de un movimiento a dos manos: con una se moderniza y con la otra se transforma y apaga -finaliza Mata- “. El proceso llevará, aproximadamente, cinco años y contempla una observación rigurosa de la regulación. Entre 2020 y 2023 la fisonomía de Telefónica será otra y 100 años después de su fundación, veremos a la empresa renacer como el Fénix, pero no de sus cenizas, sino de eso que llaman ‘legacy’, la herencia recibida.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios