Las dos filiales españolas, Orange y Vodafone, han apostado por unirse para dividir gastos y generar las máximas eficiencias. En efecto, el desarrollo de la nueva súper banda ancha móvil requiere desembolsos en dos ámbitos: por un lado, la compra de las nuevas frecuencias de 700 MHz, a través de la subasta que se celebrará en España en el primer trimestre de 2020 y por otro lado, la puesta en marcha del nuevo espectro radioeléctrico en la mayor parte del país.
No obstante, antes de firmar este acuerdo entre las dos partes de infraestructuras para hacer posible la red 5G, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) dará su aprobación o no respecto a este futuro acuerdo.
Aprovechar emplazamientos
La telefonía 5G exige un número elevado de emplazamientos, en concreto cuando se emplean los rangos altos de frecuencias. Estas condiciones técnicas suponen una elevada inversión en la instalación de estaciones base (antenas de telefonía). Así, ambas empresas se benefician de aprovechar los emplazamientos de manera conjunta.
No es la primera vez que Orange y Vodafone comparten infraestructuras de fijo y móvil en España. Hace cinco años, las dos operadoras desvelaron un programa conjunto para el despliegue de dos redes fijas de nueva generación, independientes y complementarias, con reciprocidad en derechos y obligaciones.
Pruebas 5G de Vodafone y Orange
Asimismo, las dos compañías desarrollaron pruebas con la red 5G a finales del año pasado. Por ende, en el marco del Mobile World Congress de este año, el consejero delegado del Grupo Vodafone, Nick Read, se mostró a favor de este tipo de acuerdos entre rivales.
Por su parte, ambas empresas han mostrado su simpatía para posibles alianzas, pero siempre que estos acuerdos sean de carácter voluntario, sin ningún tipo de imposiciones regulatorias.
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