En estos momentos, los hackers se especializan más y ya no sólo atacan vía e-mail o a través de webs maliciosas, si no que ahora lo más normal es encontrar vulneraciones informáticas de la privacidad a través de las redes sociales.
Que las redes pueden ser tremendamente virales es un hecho muy conocido. Por ejemplo, el 16 de enero de 2013 una mujer colgó en Ebay una fotografía de un vestido amarillo por el que pretendía que se realizara una puja. En principio todo era normal hasta que alguien se dio cuenta de que, detrás del mismo, había un espejo en el que se veía a dicha mujer desnuda. A los pocos minutos, la imagen ya era un viral y circulaba por medio mundo sin que ella se diera cuenta de lo que estaba pasando. Cuando vio que su vestido había pasado de valer 16 libras a 150 libras fue cuando dedujo que algo no iba bien. En ese momento, esta estudiante de Oxford se percató de lo sucedido y cambió la imagen por otra, en la que salía vestida con una chaqueta. El tema tuvo tanto revuelo que llegó a ser Trending Topic en Reino Unido sin que ella pudiera hacer nada al respecto.
Los más pequeños de la casa son los más vulnerables a este tipo de acciones y por tanto, son los que deberían estar mejor informados de todo este tipo de peligros, pero no siempre es así. En este mismo año, la policía británica detuvo a un hombre llamado Robert Hunter que se hacía pasar por Justin Bieber para que los adolescentes de todo el mundo le enviaran imágenes de contenido sexual. En una ocasión, el pederasta llegó a publicar los datos reales de una menor, junto con su Facebook original, lo que produjo que la joven llegara autolesionarse.
Parece ser que el cantante de pop es uno de los más “falsificados” en Internet. Recientemente se hizo muy famoso un viral en el que se prometía ver a Bieber desnudo en un vídeo. El usuario tenía primero que rellenar una encuesta que le agregaba a la suscripción del servicio mediante tres preguntas que costaban tres dólares cada vez que se enviaban. Obviamente, el vídeo nunca se mostraba.
¿Hay que intervenir y legislar?
Por lo que dicen los expertos, hemos llegado a un nivel que puede llegar a destruir el sistema tal y como está concebido, aunque hay muchos que todavía intentan solucionar el problema. ESET, una compañía dedicada a la seguridad digital detecta alrededor de 250.000 virus nuevos al día. Una cifra nada despreciable si se le suma que este tipo de delincuentes online se quedan al año con unos 1.928 millones de dólares de personas que navegan tranquilamente por Internet.
¿Cómo? Copiando páginas webs de bancos y haciéndolas pasar por las verdaderas, haciendo que el usuario ponga los datos de su cuenta bancaria en una URL falsa, o simplemente accediendo a las sesiones de los ordenadores a través de un archivo ‘executable’.
Y en los smartphones es casi peor. Más de 900 millones de sistemas operativos Android han sido infectados en lo que llevamos de 2013. Por eso, la compañía con sede en Eslovaquia ha decidido crear una serie de productos dedicados en especial a la detección de virus en empresas, ya sean para un ordenador o un teléfono inteligente.
“Ahora, todas las empresas hablan de seguridad”, afirma Ignacio Sbampato, director de marketing de ESET. En su empresa se preocupan más por el ‘phising’ (robo de credenciales online) que por otro tipo de cuestiones como la seguridad en la nube. “Lo que está ocurriendo en estos momentos es que la movilidad y las compañías intentan protegerse -afirma el CSMO- por eso hemos lanzado una mejora en nuestros productos”.
Sabiendo que la venta de ordenadores está estancada, el PC sigue siendo un recurso común en cualquier empresa porque aunque el crecimiento de venta de tabletas es evidente, este tipo de dispositivos complementa pero no sustituye. “Eset Endpoint Security está optimizado para entornos online, pero es una solución específica -añade Sbampato- porque aunque ahora esté de moda virtualizar, la autentificación es otro de nuestros fuertes”.
Por ejemplo, Eset Smart Security va más allá de los sistemas tradicionales de verificación. Permite que si el programa detecta algún tipo de anomalía en el ordenador, se mande una fotografía tomada por la webcam a la central, para certificar que realmente es el propietario quien está detrás de la pantalla.
Pero esto, ¿es legal? ¿dónde empieza la seguridad del usuario y dónde termina su privacidad? La legislación cambia mucho dependiendo del país. En Estados Unidos las leyes favorecen al empresario; mientras, en Europa, las normas estatales benefician al usuario.
“La buena combinación entre la autentificación del usuario y la seguridad online reside en el equilibrio”, afirma el CEO de la compañía, Richard Marko. Sobre todo, cuando se habla de cifras. Y es que, la mitad de los productos que vende la entidad los compran empresarios, pero el otro 50 por ciento son consumidores individuales. Ellos solucionan su problema de desarrollo mediante pequeños añadidos. Por ejemplo, incluir un mínimo de ‘control parental’ en todos sus productos o una mejora en sus sistemas de ‘endpoint’ ya que en 2014 se espera que la mayor parte de sus beneficios se deban a las empresas que contraten sus servicios.
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