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No hay que amar a Google sobre todas las cosas

No hay que amar a Google sobre todas las cosas

Por Pilar Bernat
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pbernattelycom4com /7/7/16
miércoles 22 de octubre de 2014, 13:04h

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Derecho al olvido, a la información o libertad de expresión ¿qué debe primar?
Tal vez esa sea la cuestión. O al menos la cuestión planteada hoy tras la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea a favor de un Quijote gallego que no teme a las aspas del molino y decidió combatir lanza en ristre contra un cíclope digital

Pero, realmente, hay otras: ¿por fin alguien le para los pies a un manifiestamente indignado Google? ¿Hay que primar los derechos de las máquinas… de hacer dinero, por encima de los de los humanos? ¿Puede alguien negarnos la potestad de controlar nuestra vida? ¿Y al perdón social? ¿Estamos obligados a ser eternamente tachados de ‘pecadores’? ¿Tienen que estar nuestros problemas al alcance de cualquiera?
Es más: ¿Desde cuándo la libertad de expresión incluye que, a pesar de pagar tus deudas, un buscador te obligue a mantenerte digitalmente unido ellas y eternamente sometido a escarnio público?
Dicen los analistas que ahora Google va a “tener que contratar gente para atender a los miles de personas que en la Unión Europea pudieran solicitar cambios en sus listados” ¡Vaya problema! ¡A lo mejor, que una empresa que tiene 12.200 millones de dólares de beneficio, tenga que contratar a un grupo de abogados, o un servicio de atención al cliente, va a producir un crack bursátil! Digo yo que un descenso en el paro, aunque fuera de una persona, para nosotros, los españoles debería primar.

Por su parte, Marisa Toro, directora de Comunicación y Asuntos Públicos de Google para el sur de Europa declaraba esta mañana que "Esta es una decisión decepcionante para los motores de búsqueda y editores online en general. Estamos muy sorprendidos de que difiera tan drásticamente de las conclusiones del Abogado General y de las advertencias y las consecuencias que ya identificó. Vamos a dedicar tiempo, desde este momento, para analizar las implicaciones de dicha decisión".

Y yo digo: pues si los motores de búsqueda tienen capacidad de decepcionarse, habrá que animarlos y explicarles que mañana será otro día. Yo, mujer de carne y hueso, editora de contenidos online, entre otras cosas, por principio no sufro por los contenciosos de las empresas; pero me alegro de que un solo hombre, Mario Costeja, haya batido al imperio.

Por supuesto, supongo que ésto es sólo una batalla y que igual, contraataca.

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