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viernes 21 de febrero de 2020, 09:00h

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La revista científica IEEE Internet Computing ha publicado la revolucionaria propuesta de Nikolaos Laoutaris. Él y su equipo del Instituto IMDEA Networks están trabajando ya en la construcción de los algoritmos, los sistemas y el software para lograr que la compensación económica por los datos sea una realidad.

Los datos y la economía derivada de ellos son el motor de la cuarta revolución industrial. Pero en este sistema, según Nikolaos Laoutaris, hay un importante protagonista que no recibe nada de los enormes beneficios que genera la actividad: las personas que proporcionan esos datos. Solo en algunos casos, los humanos generadores de datos reciben por ellos servicios online gratuitos.

La idea de una economía basada en que los generadores de esos datos cobren por cederlos a las compañías fue propuesta por el científico y artista Jaron Lanier en su libro Who Owns the Future. En su artículo de IEEE Internet Computing, Laoutaris desarrolla esa idea y explica que él y su equipo del Instituto IMDEA Networks están trabajando ya en la construcción de los algoritmos, los sistemas y el software para lograr que la compensación económica por los datos sea una realidad.

Laoutaris defiende que un pago monetario adecuado sería la solución para algunos de los problemas más graves a los que vamos a enfrentarnos como sociedad en un futuro inmediato.Que cada persona recibiera una compensación económica por los datos que produjera sería, según el investigador de IMDEA Networks, “una alternativa a la recepción de un salario por la mano de obra cuando en el futuro la mayor parte del trabajo sea realizado por máquinas”.

Algunos análisis han concluido, dice también Laoutaris en su artículo, “que una familia de cuatro personas podría ganar hasta 20.000 dólares (unos 18.000 euros) anuales por sus datos”.

Beneficios para la protección de la privacidad

El investigador de IMDEA Networks destaca que este sistema tendría grandes beneficios para la protección de la privacidad. Dado que la recolección de datos es en la actualidad gratuita, las compañías recogen todos los que están a su alcance sin discriminación y sin saber si les serán útiles o no. Si tuvieran que pagar por ellos, afirma Nikolaos Laoutaris, sí existiría discriminación ya que solo recopilarían aquellos que fueran a ser aprovechados: “el pago por los datos –explica el investigador– ejerce una presión económica sobre las compañías para que apliquen el principio de minimización”.

El investigador reconoce en su artículo que la transición de la actual economía a un sistema en el que el pago por los datos fuera no solo obligatorio sino el motor económico primordial no es sencillo pero, según afirma, es posible: “Sentar las bases de esta nueva económica y lidiar con los desafíos de escalabilidad en el cálculo de los pagos es solo la punta del iceberg en el camino para hacer realidad una economía de datos centrada en el ser humano”.

Pero en la opinión de Laoutaris, se trata de una opción factible y propone un modelo para su despegue: “Se necesita un pequeño ejemplo de visionarios conscientes de los beneficios del nuevo enfoque (moderación de las disputas entre privacidad y utilidad, animar a los usuarios a compartir más datos, etc…) que lo usen como elemento diferenciador frente a sus competidores. Si tienen éxito, habrá más empresas que adopten esta práctica y, finalmente, se convertirá en un sistema común”.

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