La mezcla perfecta entre un tamagochi y un coche teledirigido está disponible para estos teléfonos. La historia nos introduce a Romo, un pequeño robot que acaba de aterrizar en La Tierra, y que está buscando alguien que lo entrene para participar en la gran carrera de robots.
Así, a lo largo de un esmerado aprendizaje, aprendemos a controlar las funciones del droide: programar movimientos, reconocimiento facial o de colores, seguimiento de objetos o líneas en el suelo… un proceso divertido, pero algo tedioso de llevar a cabo.
Cuando se ha terminado el adiestramiento, el uso de Romo trasciende el de mascota virtual. Una de las funciones que más nos ha sorprendido es la posibilidad de controlarlo remotamente (eso sí, desde otro dispositivo de Apple), mientras vemos por su cámara y se muestra nuestra imagen en la pantalla. A pesar de no levantar un palmo del suelo, es algo bastante práctico.
Otra de las características que llaman la atención es la posibilidad de hacer videollamadas con un dispositivo que te sigue, convirtiéndose en el manos libres más pintoresco de la historia.
Algunos problemas
Sin embargo, Romo tiene algunos problemas de base. En primer lugar, es imprescindible utilizar un teléfono de Apple decididamente caro sólo para completar el juguete. Esto limita bastante el uso que le puedan dar los niños, sobre todo teniendo en cuenta que parte de proceso de aprendizaje implica levantar al robot y jugar con él.
Otro punto complicado es precisamente el período de aprendizaje. Aunque entretenido para los más jóvenes, puede hacerse bastante pesado.
Sin embargo, estamos hablando de un periférico que inspira auténtica ternura, y con el que es posible pasar horas entretenido, descubriendo funciones, programando circuitos… y superando, finalmente, la gran carrera de robots.
Lo mejor: El control remoto con cámara.
Lo peor: Requerir un iPhone
Si (
No(
