Para llegar a esta conclusión los investigadores crearon un perfil falso en cada aplicación para sustraer información de otros usuarios desde el móvil. Para su alarma, todas las herramientas presentaban importantes agujeros de seguridad que les permitían interceptar el tráfico de datos de la red y rastrear el directorio teóricamente privado de las ‘apps’. De esta manera lograron su objetivo: obtuvieron los datos personales de muchos perfiles (mails o mensajes privados) y pudieron guardarlos en el teléfono. Visto el resultado del estudio es aconsejable que los usuarios de este tipo de aplicaciones se creen un mail específicamente para esto, y que en los mensajes privados que mantengan dentro de la app no citen datos personales o direcciones. Hay que ligar con precaución.