Cuando los de mi generación éramos pequeños (finales años 80) nos imaginábamos que de mayores los coches podrían volar. Era un pensamiento popular fraguado por películas como Regreso al futuro o Juez Dredd, y alimentado por la imaginación de la gente. En la actualidad vemos que los coches evolucionan, pero hacía otro lado, hacía la autoconducción.
Y es que, el coche cada vez es más un ordenador y los usuarios lo contemplan con más respeto que al vehículo tradicional. Un 60% piensa que el coche autónomo cambiará por completo la formación del usuario, y ya se sabe que lo nuevo siempre da respeto.
Por eso, no sorprende que un 22,6% de los encuestados no se imaginan como usuarios de este tipo de vehículos, si bien un 30% abren la puerta a cambiar de idea en el futuro.
A diferencia de lo que se puede sospechar, el sector de la población más abierto a la innovación del coche autónomo es el de los adultos entre 55 y 64 años, con un 90% dispuestos a probarlo. Sin embargo, entre los jóvenes de 18 a 24 años, la tasa de rechazo está en un 28,5%.