La Unión Europea da permiso para que Apple active la función de electrocardiograma en sus Watch Series 4. Es más básico que el más simple de los ECG, pero puede ser muy útil. La Unión Europea tiene fama de ser excesivamente regulatoria: “Estados Unidos inventa, China lo fabrica y Europa lo regula”. El dicho, evidentemente, […]
La Unión Europea tiene fama de ser excesivamente regulatoria: “Estados Unidos inventa, China lo fabrica y Europa lo regula”. El dicho, evidentemente, está en vías de reformulación -China también inventa-, pero, afortunadamente, alguien todavía tiene el prurito de intentar regular el mercado.
La digresión viene al caso porque la Unión Europea se ha tomado sus buenos meses para dar el visto bueno a una función del Apple Watch que lleva activa desde septiembre del año pasado en Estados Unidos. En la presentación del último reloj de la compañía californiana, el punto clave fue que el nuevo modelo no sólo medía el pulso, sino que era capaz de realizar electrocardiogramas. Pero las autoridades europeas no habían dado todavía su plácet para esa función en nuestro continente.
Fue la escenificación del definitivo propósito del Appel Watch: convertirse junto con el iPhone y sus apps en el centro de control sanitario personal. Por si alguien todavía no lo tenía claro, la vocación del Watch es ser nuestro asesor de salud: nos incita a movernos retándonos a cerrar los círculos de ejercicio, movimiento y horas de pie, nos recuerda que no nos hemos levantado del asiento en una hora, nos sugiere que dediquemos un minuto a respirar con tranquilidad, mide el pulso y alerta en caso de que detecte problemas, incluso vigila si nos hemos caído, y es capaz de iniciar una serie de llamadas a los contactos de emergencias si no respondemos. Y ahora hace electros, muy sencillos, sí, pero pueden servir de ayuda.
El Apple Watch no ta va a curar ni es capaz de advertirte que estás sufriendo un infarto, pero sí sabe medir una fibrilación auricular y recogerla en un electro que podemos enseñar al médico.
Hemos oído por encima qué es eso de la fibrilación auricular en las múltiples series médicas que nos ofrece la tele, pero uno no tiene conciencia de su importancia hasta que lee los datos sobre ella.
Esos datos apuntan a que afecta a un 4,3% de la población española de más de 40 años (más hombres -4,7%- que mujeres -3,9%-). Según nuestra envejecida pirámide de población, eso supone que más de un millón de españoles son candidatos a padecer esta arritmia.
“Bah, una arritmia”. Error. Las consecuencias de esta arritmia pueden derivar en embolias, deterioro cognitivo, insuficiencia cardiaca, está asociada con un aumento del riesgo de infarto, episodios de muerte súbita… Básicamente, el efecto de la fibrilación auricular es que el corazón no es capaz de bombear toda la sangre que llega a la aurícula; esa sangre depositada en la aurícula puede coagular y los pequeños émbolos que se desprenden pueden ser enviados al cerebro: embolia cerebral.
¿Y el Apple Watch lo arregla? ¿Lo detecta y avisa? No realmente. Lo que permite es medir esa arritmia y servir de base para enseñárselo al cardiólogo. En caso de notar pulsaciones arrítmicas, en cualquier lugar en el que se esté se puede realizar un electrocardiograma (ECG) y repetirlo tantas veces como queramos. La app advertirá si hay o no fibrilación auricular o es ritmo sinusal (normal).
Lo que no detecta son infartos de miocardio, por ejemplo. De hecho, cada vez que se usa la app ECG lo advierte, con el añadido de “Si piensas que estás sufriendo una emergencia médica, llama a los servicios de emergencia”. Esta última frase está destacada en rojo; es un link que activa una llamada de emergencia.
A partir de cierta edad, quien más quien menos se ha sometido a un electrocardiograma. Tumbado en una camilla, te ponen electrodos en los tobillos, las muñecas y unos cuantos más en la zona pectoral izquierda. ¿Cómo va a reemplazar un reloj en la muñeca a ese despliegue de electrodos?
La respuesta es que no los reemplaza. Desde la profesión médica se insiste en calificarlo como un complemento, no como una herramienta de diagnóstico que pueda sustituir al equipamiento médico.
Para que funcione, el reloj tiene que estar ajustado para que la parte trasera apoye bien en la muñeca. Por debajo de 50 pulsaciones o por encima de 120 por minuto, clasificará el resultado como no concluyente.
Desde que llegó la actualización, me he realizado una treintena de electros en diversas condiciones. La próxima vez que visite al médico se los mostraré.