Pruebas

iPhone Xs, hiperpotente, exquisitamente diseñado y el más caro (hasta la fecha)

Javier López Tazón | Martes 25 de septiembre de 2018

Por fuera es casi exacto al iPhone X. Se diferencia en un par de ranuras plásticas para la antena en el borde de acero inoxidable. Pero por dentro… El nuevo procesador A12 Bionic ha destrozado todos los test de rendimiento. “Así que esto es por lo que Apple cobra más de 1.000 euros por un […]



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Por fuera es casi exacto al iPhone X. Se diferencia en un par de ranuras plásticas para la antena en el borde de acero inoxidable. Pero por dentro… El nuevo procesador A12 Bionic ha destrozado todos los test de rendimiento.

“Así que esto es por lo que Apple cobra más de 1.000 euros por un móvil. Un fondo de pantalla animado”. Fue un comentario jocoso de una amiga cuando mostraba y comentaba cómo se había realizado uno de los salvapantallas vivos que muestra el iPhone Xs. La respuesta es que evidentemente, éste no es el motivo, aunque sí es una muestra más de la dedicación y el cuidado extremo que la compañía californiana aplica a sus productos, cómo los mima.

Y en el caso de cualquier modelo de iPhone, ese cuidado debe extremarse. No en vano, Apple le debe casi exclusivamente a su móvil la posición financiera y de reconocimiento de marca que ocupa. Podría tener un desliz en tabletas (no ha habido novedades, por cierto, y ese es un desliz para muchos usuarios), en ordenadores, en Apple TV, pero no en el iPhone.

Por eso me sorprendió que pareciera (al menos a mí me lo pareció) que se le daba más peso en la presentación al Apple Watch que al propio iPhone Xs -y Xr, por supuesto-. Puede ser que el Apple Watch iniciara una senda, la del cuidado de la salud a nivel médico, que había que explicar, pero es sintomático el hecho de que en las sesiones de cesión, en las que se explica algo más a fondo cada equipo, el Watch tuviera 45 minutos programados frente a los 30 del iPhone.

También es verdad que, cuando ves a fondo el iPhone Xs, compruebas que es un gran teléfono. Y no sólo por el tamaño de la pantalla. De hecho, a mí me bastan las 5,8 pulgadas del pequeño. Es lo suficientemente compacto para llevarlo en el bolsillo y da de sobra para lo que quieras: ver una película (yo no soy muy partidario de hacerlo en el móvil), leer correos, incluso ver algún powerpoint.

Xs y Max, iguales por dentro

Este año, además, no hay diferencia más allá del tamaño de la pantalla. Llevan las mismas cámaras, procesador… la misma densidad de píxeles en pantalla… Así que la elección entre el Xs y el Max es sólo por el tamaño. Y el precio. En algunos países asiáticos, el Max tiene un extra y es que lleva una doble SIM física: se le pueden colocar dos tarjetas SIM en la misma bandeja.

Técnicamente, si uno se deja guiar por las características netas, estos iPhone están en desventaja con buena parte de los topes de gama del mercado. Por ejemplo, el procesador tiene sólo seis núcleos, frente a los ocho habituales en las arquitecturas de Qualcomm; la RAM se queda en cuatro Gigas, cuando ya los hay con el doble; la cámara se mantiene en los doce megapíxeles, y la competencia alcanza los 20…

Cuadro Tom's Guide
Pero los datos puros no sirven en este caso. Apple logra unos rendimientos excelentes con componentes, en principio, menos potentes. Su ejercicio de equilibrio es de virtuosos. No lo digo yo, lo dicen diversos test de rendimiento. Por ejemplo el portal Tom’s Guide recoge los resultados de Geekbench 4 y GFX Bench 5 en varios apartados: rendimiento multicore, edición de vídeo, apertura de apps y el rendimiento gráfico con los escenarios Aztec Ruins y Car Chase, en donde se mide la cantidad de detalle que es capaz de mostrar. En todos ellos, el iPhone Max y el Xs ocupan los primeros puestos, seguidos del propio iPhone X, del One Plus 6, el Samsung Note 9, el Galaxy S9 o el LG G7 ThinQ, dependiendo de las pruebas. Tan sólo en el escenario de Car Chase, el Galaxy S9 supera a los iPhone.

Curiosamente, Antutu, otra herramienta desarrollada para comprobar el rendimiento de móviles y tabletas, sigue situando al iPad Pro -tanto el de 12, como el de 10,5 pulgadas- como el más potente de la familia Apple, justo por delante de los nuevos iPhone Xs.

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Así son las tripas del iPhone Xs Max (izquierda) y del iPhone Xs (derecha). En el centro se puede observar que la batería del Max se compone de dos cuerpos, mientras que la del Xs está construida en forma de L.  / Fotografía de Ifixit.

También llama la atención la buena colocación en los resultados del iPhone X original, e incluso el 8, que con un año en el mercado se codean con el resto de terminales de alta gama actuales con soltura, con una cierta desventaja en el terreno de la fotografía. Y es que el Xs, como es habitual con las series S de Apple, es una versión más avanzada del mismo terminal, no un nuevo modelo. Si alguien tiene curiosidad, puede ver el parecido de los X y Xs en el desmontaje que han realizado en el portal Ifixit, dedicado a mostrar cómo se reparan aparatos, desde móviles a camiones. Ya adelanto que apenas cambia -además de la renovación de componentes como el procesador-. Lo más novedoso es que el Xs monta una batería con forma de L.

Necesitaba un salto cualitativo en la cámara

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Las dos cámaras traseras tienen sensor de 12 megapíxeles. Una es gran angular y la otra un tele 2x. La luminosidad es de 1.8 y 2.4 respectivamente.

La cámara ha sido probablemente el punto débil del iPhone X y 8, el aspecto en el que la competencia, con juegos de dobles cámaras de Leica, triples cámaras… estaba adelantándose a Apple. La respuesta de la compañía de la manzana mordida se llama Smart HDR. Básicamente, el HDR -Alto Rango Dinámico, por sus siglas en inglés- son los sistemas que se aplican en fotografía para lograr mostrar imágenes optimizadas para la visión del ojo humano. Al sistema de alto rango dinámico, Apple le añade las capacidades de inteligencia artificial de su nuevo procesador A12 Bionic y de su motor neuronal.

Cuando haces una fotografía, el iPhone en realidad realiza diversas capturas modificando la iluminación. De esta forma, se logra adquirir toda la información posible de una imagen, prácticamente hasta la que el ojo humano no vería. Los datos de esas capturas se combinan en una foto final que tiene que ser lo más natural posible. Si no contara con un procesador tan potente como el A12 Bionic, este proceso podría durar segundos (en móviles de la competencia sucede), pero es instantáneo.

No sólo cuenta el procesador, sino que para conseguir esas imágenes finales naturales influyen tanto la luminosidad de las lentes (f/1.8) como el mayor tamaño del píxel (1,4 µm) y del sensor. Todo contribuye a captar la mayor cantidad posible de luz. Éste es un punto clave en fotografía, tanto analógica como digital: la captura de la luz, pero la necesidad se agudiza cuando en el tiempo que dura un disparo hay que realizar varias capturas con distintas mediciones de luz y sin incrementar el nivel de ruido en la fotografía resultante.

Cuestión de gustos

En fotografía no todo es objetivable. Es difícil ponerse de acuerdo en si, alcanzado un nivel de foco, luz, contraste…, es mejor el tratamiento que realiza una cámara u otra. A mí personalmente me gustan más las más naturales, con colores no saturados y brillos reales. Sin embargo, otros prefieren esas fotos hiperbrillantes, con colores que ni existen en la naturaleza. Los ingenieros de Apple se decantan por lo primero: fotografía natural. Y lo logran, incluso en condiciones de iluminación malas.

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Efecto Bokeh en una imagen nocturna.

No se puede hablar de fotografía en un móvil sin mencionar el efecto Bokeh, llámese control de la profundidad de campo o desenfoque de fondo. Es un concepto antiguo que Apple relanzó en la fotografía digital móvil y que se convirtió en algo imprescindible que justificaba la cámara trasera doble (aunque se puede realizar directamente por software: el iPhone Xr lo hace con una única cámara, y ya el iPhone X aplica este efecto a los selfies tomados con la cámara frontal).

Por si alguno no lo sabe todavía, estamos hablando de un efecto que se utiliza para destacar el objeto en primer plano sobre el fondo, que aparece difuso. Las mejoras experimentadas por la cámara del iPhone Xs (imagino que también en el Max, pero éste no lo he probado) también afectan al modo retrato / Bokeh o como se le quiera llamar. El contorneo de la imagen destacada ahora es bastante más preciso que antes y sigue contando con uno efectos de iluminación que quedan espectaculares.

La personalización del emoji

Los animojis, esa especie de dibujos animados que recogen nuestros gestos y nuestra voz, para enviar mensajes, incluyen nuevos animales, pero la gran novedad en este aspecto son los memojis. Es el mismo concepto, pero en lugar de utilizar modelos de animales, diseñamos algo parecido a nuestra cara. La verdad es que recogen los gestos que hacemos con bastante fidelidad: reconoce si sacamos la lengua, o guiñamos el ojo… Es divertido y puede servir para reírse un rato una tarde con amigos, pero para poco más. Vamos, útil para demostrar lo chulo que es tu móvil nuevo o para hacer una demo.

Dejaba para el final la posibilidad de contar con dos números en el mismo teléfono. Es una característica nueva del iPhone, pero no es fácil de probar. Mejor dicho, de momento, es imposible. Primero porque Apple todavía no lo ha activado; lo prometió para finales de año. Y segundo, porque no todas las operadoras están por la labor.

La dual SIM de Apple llega como una tarjeta SIM física y otra eSIM. Esta última consiste en un módulo soldado en la placa que permite activar tarjetas virtuales. La gran ventaja es que ocupa mucho menos, no necesita partes mecánicas ni apertura ni bandeja para colocar la SIM física. Otra ventaja para el consumidor es la facilidad con la que puede migrar de un operador a otro. Es probable que esta última característica sea la que ha llevado a Telefónica a quedarse en el limbo: no ofrece eSIM. Así que si eres cliente de Movistar, no tendrás esta opción a no ser que nos sorprenda antes de fin de año.

La alternativa que cabe es la Segunda Línea. Por cinco euros mensuales, sin cuotas de alta y sin necesidad de permanencia alguna se puede contratar un número virtual. Las llamadas se reciben como las normales, mientras que para realizarlas y gestionar mensajes y el buzón de voz, hay que acudir a una app. Sin embargo, esta opción no sirve para dotar al Apple Watch de un número y poder utilizarlo de forma autónoma, sin móvil.

Para poder probar el iPhone Xs con el Apple Watch he acudido al plan Vodafone One Number. Básicamente, ofrece la posibilidad de duplicar el número propio para utilizarlo en otro dispositivo, como el Apple Watch. Para los planes más completos (Vodafone One L, Red L, Internet móvil L, + Líneas L) está incluido; los titulares del resto de los planes tienen tres meses gratis y después deberán pagar cinco euros al mes (lo mismo que un plan multitarjeta).

La dolorosa

El capítulo más doloroso es el precio. El Xs con pantalla de 5,8 pulgadas cuesta 1.159 euros en la versión de 64 gigas de almacenamiento; 1.329 si pasamos a 256 gigas y 1.559 el de 512 GB. Si se opta por el Max, con pantalla de 6,5 pulgadas, hay que sumar cien euros más: de 1.259 a 1.659 euros.

¿Los vale? Muchos dirán que es un despropósito; otros opinarán que con la potencia que tiene, equivalente a ordenadores avanzados, sí lo vale y otros tantos comentarán que cualquier objeto vale lo que el mercado esté dispuesto a pagar por él. Hasta el momento, Apple ha ido subiendo precios y el público le ha respondido. En breve sabremos si esta vez también lo ha logrado.

Para más información sobre el Apple Watch, lee aquí

¿Cómo funciona la eSIM?

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