A la venta en tiendas de electrónica de consumo o aeromodelismo a partir de mayo, su precio no alcanza los 300 euros, pero sus posibilidades tanto de ocio como específicas para determinadas actividades u áreas profesionales son infinitas. El 'volador' se maneja a través de una aplicación que se descarga de los App Markets: AR Freeflight, la cual convierte nuestro terminal en un control remoto que nos permite pilotar el Drone fácilmente. De hecho, si soltamos el mando o utilizamos nuestro tablet o teléfono para cualquier otra cosa, este pequeño OVSI se queda estable y suspendido en el aire hasta que recibe nuevas órdenes.
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La cámara, que va instalada en zona protegida, saca fotos y graba vídeo en alta definición. El controlador puede ver las imágenes en directo, como si fuera sentado en la mini cabina pero también almacenarlas internamente, en cloud o compartirlas en las redes sociales.
Los pilotos también pueden guardar sus videos y sus fotos
en una llave USB (no incluida); ya que el Drone lleva un puerto USB específico escondido debajo de la carcasa del dispositivo, cerca de la batería -que dura 12 minutos-.
El corazón del AR.Drone 2.0 incluye MEMS, o sistemas microelectromecánicos. Un acelerómetro de tres ejes, un giroscopio de tres ejes, un magnetómetro de tres ejes y un sensor de presión le aportan una estabilidad sorprendente:
Además, el Parrot AR.Drone 2.0 tiene dos cascasas con contornos especialmente diseñados. Realizados en PA66 (material empleado en el diseño de parachoques de coches), son ligeros, altamente resistentes y protegen las partes del cuadricóptero. Para volar en exterior, la carcasa de contornos redondeados y disponible en tres colores (naranja/amarillo; naranja/verde; naranja/azul), reduce la resistencia del viento y ayuda en la manipulación y estabilidad del AR.Drone 2.0. En espacios de interior, otra carcasa protege las hélices de los impactos.