Isdera, uno de los fabricantes de deportivos más reconocibles y respetados entre los aficionados a los coches exclusivos, ha anunciado su quiebra ante el Tribunal de Distrito en Saarbrücken, Alemania. Según avanza el medio económico Money, la compañía no ha podido superar sus recientes problemas financieros, que se han agravado hasta desembocar en la insolvencia total y el despido de toda su plantilla. Una noticia que marca el punto final de una historia que comenzó hace más de cuatro décadas y que deja una huella notable en la historia del diseño automovilístico.
A pesar del elevado precio de sus modelos —en ocasiones superiores a los 400.000 euros—, Isdera mantenía una clientela fiel en varios países europeos. Sin embargo, ni la exclusividad ni la innovación han sido suficientes para sostener un modelo de negocio que siempre se apoyó en la producción artesanal y personalizada de cada unidad.
El intento más reciente de Isdera por recuperar relevancia en el competitivo mercado de los deportivos se materializó en 2018 con la presentación del Commendatore GT. Este modelo 100% eléctrico fue un claro homenaje a su creación más célebre, el Commendatore 112i, pero adaptado a los tiempos actuales y con el impulso de capital chino tras la venta de la empresa al grupo Sinfonía Automotive AG.
El lanzamiento se acompañó de una ambiciosa estrategia industrial, que incluyó la apertura de una nueva planta de producción en Asia. Sin embargo, no se cumplieron las expectativas comerciales con un nivel de ventas del Commendatore GT muy decepcionante que ha arrastrado a los nuevos inversores a la misma situación que sus predecesores: la insolvencia.
Entre los muchos modelos que forman parte del catálogo de Isdera, ninguno ha alcanzado el estatus casi mítico del Commendatore 112i, presentado en 1993. Se trataba de un superdeportivo con un diseño inspirado en los prototipos del Grupo C y pensado inicialmente para competir en Le Mans. Incorporaba un motor Mercedes V12 de 620 CV, una caja Getrag de seis velocidades y soluciones aerodinámicas adelantadas a su tiempo, como un chasis activo que ajustaba la altura del coche a alta velocidad y un aerofreno integrado en el alerón trasero.
Con una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,0 segundos y una velocidad punta estimada de 370 km/h, el Commendatore 112i fue una proeza técnica y una pieza de diseño admirable, con puertas en alas de gaviota y retrovisores periscópicos que se convirtieron en firmas visuales de la marca. Sólo se fabricó una unidad, lo que ha contribuido a su exclusividad. En 2021, este coche fue subastado por 1,2 millones de euros, confirmando su estatus de pieza de coleccionista.
Isdera (acrónimo de “Ingenieurbüro für Styling DEsign und RAcing”) fue fundada formalmente en 1982 por Eberhard Schulz, aunque sus orígenes se remontan a 1969 con la creación del Erator GTE. Schulz, que no terminó sus estudios de ingeniería, construyó sus primeros prototipos en el jardín de su casa con la esperanza de llamar la atención de grandes fabricantes. Lo logró: trabajó para Porsche y más tarde colaboró con B+B, donde diseñó el CW311, un concept car que llegó a ser pilotar Niki Lauda y que sirvió de base para el posterior Imperator 108i.
Durante las décadas de los 80 y los 90, Isdera presentó modelos en el Salón de Ginebra que desafiaban el statu quo con soluciones técnicas audaces y un enfoque puramente artesanal. Desde el Spyder 036i hasta el Autobahnkurier 116i, todos los vehículos se fabricaban bajo pedido, con un proceso que podía durar hasta seis meses. Los clientes debían contactar directamente con el director ejecutivo de la empresa, manteniendo así un vínculo exclusivo entre fabricante y comprador.
La filosofía de Isdera nunca estuvo orientada al volumen ni a la rentabilidad a gran escala. Como fabricante independiente, la marca alemana siempre apostó por la singularidad, tanto en diseño como en ingeniería. Su propuesta era radical: coches únicos, construidos a mano y con una identidad propia. Esa misma visión fue también su talón de Aquiles en un mercado cada vez más dominado por grandes grupos automovilísticos y exigencias de inversión difícilmente asumibles para talleres de escala reducida.
La desaparición de Isdera pone fin a una de las últimas aventuras verdaderamente artesanales del automóvil europeo. Como epílogo, queda la certeza de que sus modelo, especialmente el Commendatore 112i, seguirán ocupando un lugar destacado en la historia del automóvil y en el imaginario colectivo de los entusiastas del diseño automotriz.