La compañía busca así reducir su dependencia de proveedores externos como Qualcomm o MediaTek, al tiempo que se alinea con las prioridades del gobierno chino en materia de autosuficiencia tecnológica.
“Los chips son una cumbre que debemos escalar y una batalla que no podemos evitar si queremos convertirnos en una gran empresa de tecnología dura”
“Los chips son una cumbre que debemos escalar y una batalla que no podemos evitar si queremos convertirnos en una gran empresa de tecnología dura”, asegura el cofundador de Xiaomi, Lei Jun, en una publicación reciente en Weibo. La declaración no es menor: el desarrollo de procesadores no solo es clave para la optimización del rendimiento en dispositivos móviles, sino que también se ha convertido en un símbolo de soberanía tecnológica en un contexto internacional cada vez más fragmentado.
El proyecto, iniciado en 2021, ha supuesto hasta el momento un desembolso superior a los 13.500 millones de yuanes (1.665 millones de euros). Solo en este año, Xiaomi planea destinar 6.000 millones de yuanes (unos 740 millones de euros) adicionales a I+D vinculada al área de semiconductores. Según ha detallado Lei Jun, el equipo dedicado exclusivamente a esta división supera ya los 2.500 empleados, lo que demuestra la envergadura del compromiso asumido por la empresa.
Este esfuerzo no parte de cero. Xiaomi ya había dado señales de su ambición tecnológica con el desarrollo del chip Xring O1, que se presentará oficialmente el próximo 22 de mayo. El procesador, fabricado con tecnología de segunda generación de 3 nanómetros, marca un hito técnico para la empresa, aunque su producción dependerá de fundiciones externas, ya que los fabricantes chinos como SMIC siguen limitados a procesos de 7 nm debido a las restricciones impuestas por Estados Unidos.
El anuncio de Xiaomi se enmarca en un escenario en el que las capacidades nacionales de fabricación de chips en China se ven obstaculizadas por controles de exportación y limitaciones tecnológicas. Mientras tanto, competidores como Huawei han intentado sortear estos obstáculos con soluciones propias, aunque sin acceso a procesos de fabricación de última generación.
Para Xiaomi, el desarrollo interno de procesadores representa una mejora en eficiencia e integración —similar al modelo adoptado por Apple con su línea de chips diseñados en casa—, y una forma de blindarse ante posibles interrupciones en la cadena de suministro internacional.