La idea es la siguiente: utilizar a Bee como una inteligencia artificial personalizada que, mediante una pulsera, pueda escuchar y transformar las conversaciones de los usuarios, sus rutinas diarias o los lugares a los que acuden. Con esta información, el nuevo asistente aprende las necesidades de las personas, basadas en su entorno.
Gracias a esta adquisición por parte de Amazon, la startup se unirá a la compañía para desarrollar sus productos y servicios como hacía de costumbre.
Como ya se ha mencionado, el nuevo dispositivo en forma de pulsera de Bee está programado para identificar lo que hay alrededor de las personas, retener esa información (conversaciones) y desarrollar recordatorios o listas de tareas. De este modo, las personas podrán continuar con su día a día.
El asistente envía esos recordatorios, listas, reflexiones u otras interacciones directamente a la app de Bee en iOS o al Apple Watch. Más allá de sus funcionalidades, lo interesante es su enfoque: busca construir una IA que no solo ayude, sino que acompañe. Un formato pensado para convertirse en un "compañero de confianza" más que en una simple herramienta, como explican en su web.
En cuanto a la privacidad, Bee afirma que, aunque el dispositivo escucha todo el tiempo, los usuarios tienen la opción de eliminar los datos almacenados cuando quieran. Además, aseguran que las grabaciones de audio no se guardan ni se utilizan para entrenar a la IA.
La compañía ya trabaja en una función que permita establecer límites sobre lo que se graba
Mirando al futuro, la compañía ya trabaja en una función que permita establecer límites sobre lo que se graba. Por ejemplo, evitar que se registren ciertas conversaciones o ubicaciones concretas. Si se detecta alguno de estos elementos, el dispositivo dejará de grabar automáticamente.
Aunque el acuerdo con Amazon está en marcha, todavía no se ha cerrado oficialmente. Por ahora, no se conocen los detalles de la operación ni si esto implicará cambios internos dentro de Bee.