La historia comenzó a finales de los 80, cuando Romano Artioli decidió resucitar el mito Bugatti con una fábrica a la altura del nombre. Encargó el proyecto al arquitecto Giampaolo Benedini, que imaginó un complejo luminoso, geométrico y futurista: vidrio, acero y ese azul Bugatti que lo bañaba todo. Aquí, en el corazón de la Motor Valley italiana, nacía la fábrica más moderna de Europa. Desde 1991 hasta 1995 se ensamblaron las 139 unidades del EB110, el hipercoche que devolvió el apellido Bugatti a las portadas.
Su arquitectura, con más de 13.000 m² de talleres y oficinas, era una declaración estética: pasillos con mármol de Carrara, paneles de aluminio anodizado, luz natural que recorría las líneas de montaje. En sus mejores días, se respiraba el perfume de la precisión.
La aventura italiana de Bugatti duró poco. En 1995, la marca quebró, y el complejo fue cerrado a la espera de un futuro que nunca llegó. Aun así, el recinto no cayó en el olvido. Durante casi treinta años, un grupo encabezado por Ezio Pavesi, antiguo empleado y guardián del lugar, protegió la fábrica voluntariamente. “Siempre estuvo cuidada y segura”, recuerda Pavesi. “Hasta 2022, cuando nos obligaron a marcharnos. En solo tres años, la situación se ha desplomado”.
Desde entonces, el abandono ha sido imparable. “Ya no éramos los cuidadores, así que creamos una asociación cultural para mantener viva la memoria de Bugatti en Campogalliano”, explica. “Pero la responsabilidad del mantenimiento quedó en otras manos, y la fábrica fue abandonada”.
Lo que siguió fue una espiral: pequeñas intrusiones, cristales rotos, los primeros grafitis, luego los robos y las ocupaciones. Y, finalmente, el pasado fin de semana, una rave ilegal que desbordó los límites. “El rave terminará, pero el daño es real”, denuncia Ezio Pavesi. “Cuando acabe, el destrozo será evidente. Y parte de él ya lo es”.
Las imágenes publicadas en redes muestran una escena triste: pasillos ennegrecidos por humo, puertas arrancadas, escombros sobre el logo de Bugatti. Una devastación que contrasta con la perfección milimétrica que este lugar representó en los 90.
Ante la gravedad de los hechos, la asociación Bugatti Campogalliano Heritage ha lanzado una petición en Change.org. Su objetivo es exigir al Gobierno italiano, la región de Emilia-Romagna y el ayuntamiento local que intervengan de inmediato, protejan el complejo y lo reconozcan como patrimonio industrial y cultural.
En apenas unos días, ya han superado las 2.600 firmas, y el movimiento crece con cada publicación que denuncia lo ocurrido. “Esta fábrica merece protección y un futuro en la tierra de los motores”, subraya Pavesi, "Es la última oportunidad.”
Lo que está en juego no es solo un edificio, sino un símbolo. La "Fabbrica Blu" unió arte, ingeniería y visión en un mismo lugar, y verla caer no significa perder paredes o techos, sino un pedazo irremplazable de nuestro legado.
En un mundo donde las marcas reinventan su historia cada año, este espacio conserva el alma de una época en la que el diseño automotriz era idealismo puro. Como creadores, como amantes del automóvil, tenemos el deber de preservar no solo los coches, sino también los lugares donde nacen los sueños.
Desde CarDesign.es hemos puesto nuestro granito de arena firmando la petición, y te invitamos a hacer lo mismo. Cada firma, cada compartido, cada historia contada suma en esta lucha por conservar la memoria del diseño automotriz europeo.
👉 Firma aquí: change.org/SaveBugattiBluFactory