Ciberseguridad

El Museo del Louvre revela graves fallos de ciberseguridad tras el robo de joyas napoleónicas

Federica Estrella | Martes 04 de noviembre de 2025
El reciente robo de varias joyas pertenecientes a la época imperial de Napoleón y Josefina en el Museo del Louvre ha destapado un problema mucho más profundo: años de negligencia en materia de ciberseguridad y sistemas informáticos obsoletos que comprometían la protección del museo más famoso del mundo.

El incidente, ocurrido el pasado 19 de octubre mientras el museo permanecía abierto al público, ha generado una gran preocupación sobre la seguridad de una de las instituciones culturales más importantes de Francia. Según una investigación de la Inspección General de Asuntos Culturales (IGAC), pese a que los protocolos y alarmas funcionaban correctamente, el riesgo de robo había sido subestimado durante dos décadas, especialmente en lo que respecta a la vigilancia digital y externa.

El diario Libération, a través de su servicio de verificación CheckNews, ha revelado que ya en 2014 la Agencia Nacional de Ciberseguridad Francesa (ANSSI) había advertido de vulnerabilidades graves tras una auditoría interna. En aquel momento, los sistemas del Louvre funcionaban con Windows 2000, un software sin soporte ni actualizaciones desde hacía años. Tres años más tarde, en una segunda auditoría, los expertos encontraron aún equipos operando con Windows XP y detectaron múltiples vulnerabilidades en las aplicaciones y redes internas del museo.

Durante esas pruebas, los analistas de la ANSSI lograron infiltrarse en los sistemas del museo, acceder a ordenadores de empleados y manipular la base de datos de credenciales, obteniendo incluso control sobre el sistema de videovigilancia. La situación se agravaba por el uso de contraseñas extremadamente débiles: en 2014, la clave del servidor de videoseguridad era simplemente “LOUVRE”, mientras que un software desarrollado por Thales utilizaba “THALES” como contraseña por defecto.

Aunque la ANSSI recomendó reforzar las medidas de protección y renovar los programas informáticos, varios sistemas esenciales continuaron obsoletos, con al menos ocho aplicaciones sin posibilidad de actualización y encargadas de gestionar áreas críticas de vigilancia.

El caso ha reabierto el debate sobre la falta de inversión tecnológica en instituciones culturales y la necesidad de modernizar su infraestructura digital para evitar que el arte y el patrimonio histórico sigan dependiendo de sistemas informáticos del pasado.

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas