La clave ya no será la cantidad puntual, sino los patrones de comportamiento. Este giro supone que Hacienda pasa a mirar menos el importe concreto y más la frecuencia y coherencia de los movimientos.
Hasta ahora, cualquier operación superior a 3.000 euros tenía que ser comunicada automáticamente a Hacienda. Con el nuevo Real Decreto 253/2025, esa barrera desaparece. En su lugar, Bizum y otros sistemas de pago pasan a tratarse igual que una tarjeta bancaria, y las entidades deberán informar en función del tipo de operación y del volumen total anual. Para particulares, ese umbral queda fijado en 25.000 euros.
Esto implica que pagos que antes pasaban desapercibidos, como un Bizum de 50, 200 o 500 euros, podrían entrar ahora en los informes que las entidades envían periódicamente.
Que Bizum se equipare a las tarjetas no significa que Hacienda vaya a revisar cada movimiento uno a uno. Pero sí significa que desaparece esa especie de “amparo informal” que muchos usuarios atribuían a la plataforma.
Bizum, las tarjetas virtuales, las apps externas y cualquier sistema de dinero electrónico se integran en el circuito informativo oficial. Los bancos deberán reportar los abonos y cargos independientemente de la plataforma utilizada.
En la práctica, pagar una cena sigue siendo pagar una cena. Pero el sistema está diseñado para detectar cuando esas operaciones dejan de ser esporádicas y pasan a mostrar un patrón propio de una actividad económica.
Donaciones y ayudas familiares: se pueden seguir haciendo, pero...
Enviar dinero a un familiar o amigo sigue siendo completamente legal: 200, 500, 1.000 o incluso 2.500 euros no suponen ningún bloqueo por parte de la plataforma. Lo que cambia es la capacidad de Hacienda para identificar esas transferencias cuando se repiten en el tiempo o cuando su volumen no encaja con un uso estrictamente personal.
Aunque estas ayudas no estén prohibidas, toda donación debe declararse bajo el Impuesto de Sucesiones y Donaciones. En muchas comunidades está muy bonificado, pero omitirlo también puede acarrear sanciones si Hacienda lo detecta después.
La nueva normativa no está pensada para vigilar si pagas un regalo de cumpleaños o si dividís una cuenta entre amigos. La intención es descubrir actividades profesionales que se esconden detrás de pagos “caseros”: alquileres sin declarar, clases particulares, ventas frecuentes de productos o ingresos que, por su periodicidad, deberían tributar.
Por eso lo relevante ya no es la cantidad, sino la repetición, el patrón y la naturaleza del movimiento. Y esa pista ya no podrá pasar desapercibida, porque todo pago digital, sea Bizum, tarjeta o app, pasa a formar parte de la información que los bancos envían a Hacienda.