Entrevistas

Entrevista: Reza Jafari

Miércoles 22 de octubre de 2014

El acceso a las TIC debería ser uno de los Derechos Humanos



 Una de las grandes oportunidades que concede la profesión del periodismo es la de conocer personas de las que siempre hay algo que aprender, que siempre tienen algo importante que contar y a las que siempre encuentras una razón para admirar; bien por su bagaje profesional, bien por el personal, bien por contraste con tanta y tanta gentucilla que llena las páginas y los espacios de los medios de comunicación. Hablo de grandes hombres, trabajadores hasta la extenuación, que no son noticia pero que están detrás de momentos, acontecimientos, empresas... que aportan productos, beneficios, hechos positivos a la sociedad. Dicen de Reza Jafari, y así lo ratifica él, que trabaja 24 horas en sus obligaciones diarias como vicepresidente y director internacional de la empresa de telecomunicaciones Neustar y él bromea cuando asegura que dedica 24 horas a la jornada de día y que para cumplir con su jornada de noche realiza horas extras; y así debe ser porque, además, es Consejero delegado de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y ha sido presidente del ITU World Forum 2006 celebrado en Hong Kong, feria que define como un cruce de caminos entre un magnífico pasado y un prometedor futuro. Durante la celebración de Net Event, los días previos al Congreso, tuvimos oportunidad de charla con él y concluimos que, ante determinadas personas, nuestro trabajo consiste en escuchar para poder transmitir y no en preguntar (probablemente alguna simpleza) esperando una respuesta. Por eso, es mejor conocer los planteamientos de Jafari sobre el momento actual de las Tecnologías de la Información y la Comunicación a través de un entrecomillado que de un cuestionario. Hace casi 45 años, McLuhan introdujo el concepto de ‘Aldea global’-nos dijo-. Exactamente escribió en su famoso libro La Galaxia Guttemberg: la nueva interdependencia electrónica recrea el mundo como la imagen de una aldea global. Hoy el Protocolo de Internet (IP), las conexiones inalámbricas, la banda ancha y la tecnología digital hacen esta visión más obvia para nosotros. La aldea global está cada vez más interconectada, más interdependiente, y resulta cada vez más determinante vivir en el barrio correcto o pertenecer al grupo adecuado. Es decir, resulta fundamental vivir en una vecindad que tienga acceso a las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación); si no, te conviertes en uno de los más de 4 billones de personas que han quedado marginadas, que son ‘víctimas’ de la llamada brecha digital. Los miembros del Comité de la ITU nos dimos cuenta de que éste era el tema adecuado para el congreso de Hong Kong: Vivir en un mundo digital. Ya desde hace algunos años hemos venido debatiendo sobre la economía digital, sobre la brecha digital, sobre los contenidos digitales y sobre el estilo de vida digital. Este mundo digital que ha llegado a nosotros por la proliferación de las World Wide Web, del uso del IP o de la conectividad sin hilos ha cambiado y sigue cambiando el modo en que vivimos, el modo en que trabajamos y jugamos, el modo en que aprendemos y nos comunicamos. La convergencia ha llegado. Está aquí y ha lanzado su primera generación de productos y servicios en las economías avanzadas y en muchos otros rincones del mundo. De cualquier forma, esta capacidad, este privilegio, este derecho al acceso a las TIC no lo es, aún, total o parcialmente, para esos 4 billones de ciudadanos del mundo. Se ha transmitido una cantidad ingente de información acerca de la importancia de la brecha digital y de la necesidad de cerrar ‘el hueco’, estrechar la distancia entre tener y no tener. La clave de todos estos debates ha sido el acceso de los ciudadanos del mundo desarrollado a las tecnologías de la información; pero se ha mantenido fuera de esta discusión el hecho básico de que la brecha digital es el síntoma mientras la brecha económica es la causa. Por lo tanto, si pensamos en cambiar las cosas, en trabajar en la inclusión social y digital, entonces debemos administrar esa gran fisura económica. No obstante, en una determinada fase de este proceso sobre la brecha o la economía digital se puede crear un peligroso círculo vicioso que iría en detrimento de los ciudadanos del mundo desarrollado; ya que solventar la fisura económica conllevaría un impacto muy significativo sobre las metas que se ha marcado Naciones Unidas en su programa de desarrollo que abarca hasta el 2015. Me refiero al objetivo de conseguir un acceso de un 50%, un objetivo que, a nueve años vista, ya se sabe se va a alcanzar mucho antes de lo esperado”. Creo firmemente que el acceso a las tecnologías de la información debería ser considerado como uno de los Derechos Humanos. También creo que tenemos que crear las condiciones que permitan y promuevan este principio y esto tiene mucho que ver con lo que he mencionado anteriormente sobre la transformación de las divisiones -económica y digital- en inclusiones. Muchos miembros de las industrias tecnológicas se han dado cuenta, se han involucrado y han contribuido con creces al desarrollo económico de nuestras comunidades y nuestras naciones. A pesar de las diversas crisis que ha pasado nuestra industria durante los últimos 15 años, hemos creado, directa o indirectamente, más de un millón de puestos de trabajo en el mundo gracias a la proliferación de las comunicaciones móviles y del comercio electrónico. Miles de estos puestos se han creado tanto en el mundo desarrollado como en los mercados emergentes y, aunque no es mucho, ni siquiera suficiente, cualquiera puede suponer que es sólo el principio. De acuerdo con un estudio realizado por Vodafone en marzo de 2005, éste sector ha contribuido positivamente en los indicadores de calidad de vida de muchos países, esos indicadores incluyen: esperanza de vida, menor mortalidad infantil, nivel cultural, cantidad de puestos de trabajo... calidad de vida. Y desde que las TIC son la infraestructura de las infraestructuras, ha existido un efecto multiplicador del desarrollo económico de nuestras comunidades. El mejor ejemplo de todo esto lo tenemos en la India, donde las generaciones más ancianas demandan comida y los jóvenes demandan educación. Los primeros quieren pescado y los segundos quieren saber cómo capturarlo. Sólo en el mes de septiembre de 2006, India sumó 5 millones de nuevos usuarios de telefonía móvil. Su ARPU es bajo, pero las compañías son rentable. Otro ejemplo es Suráfrica. En el centro de Soweto se pueden ver multitud de quioscos de colores vendiendo servicios telefónicos. La introducción de los terminales de bajo costo, que se inició hace un año, ha supuesto un incremento de un 50% en el número de suscriptores. La gente dirige sus negocios o la red de distribución de sus productos manufacturados a través del

Tanto en India como en Suráfrica el móvil no es un medio de comunicación personal, sino una herramienta de trabajo. Pero va más allá de los países en vías de desarrollo. De acuerdo con la Asociación GSM, se realizan mil nuevas conexiones en el mundo por minuto. La mayoría de estas tienen lugar en el mundo desarrollado. Un informe realizado por la consultora Ovum sobre la contribución económica de los servicios móviles en la Unión Europea antes de su expansión de 2004, indica que la industria de la movilidad en la Europa de los 15 contribuyó al PIB en 105.6 billones de euros en 2004. Así mismo, parece evidente que las comunicaciones establecidas para transferencia de datos contribuyen ya de forma importante a las denominadas oportunidades de crecimiento empresarial. Muchas aplicaciones como la movilización de la fuerza de ventas, el e-learning, la e-administración o el comercio electrónico aumentan la eficacia de los servicios y aportan una mejor experiencia de usuario y nivel de vida. Por todo lo anteriormente dicho, considero que es nuestra obligación innovar, construir, y liderar; pero, en este proceso nos hemos encontrado muchos obstáculos y continuamos encontrándonoslos. Aún tenemos un largo camino que recorrer para intentar resolverlos y muchos campos en los que trabajar: el sector privado, los reguladores y los políticos, la sociedad civil, la prensa y los consumidores. El desarrollo de cualquier solución global requiere la colaboración de todas estas partes –cada una de las cuales tiene su propio rol, sobre todo en la detección de problemas y la aportación de soluciones-, a través de un debate constructivo y un diálogo productivo. Hay seis imperativos que siempre recomiendo a los integrantes del ecosistema de las tecnologías de la información: • Los clientes tienen que ser el objetivo de nuestro modelo de negocio. Hay que escucharlos, son nuestra razón de ser y estamos donde estamos gracias a ellos. Hay que darles elección porque la capacidad de elegir es una de las bases de la libertad y la democracia. Los consumidores deberían ser participantes activos del ecosistema. Deberían manifestar sus necesidades a los reguladores, los políticos y el sector privado y deberían aportar soluciones. • El sector privado, por su parte, debería comprometerse a largo plazo con el fin de aportar valor a los clientes. No debería centrarse sólo en el corto plazo o las ganancias unilaterales; lo cual no significa que deban ofrecer sus servicios gratis o generando pérdidas porque, si el sector privado no da beneficios, los clientes y los empleados lo padecerán posteriormente. Un negocio viable debe aportar resultados muy positivos para todos. • En cuanto a los reguladores, deberían ejercitar la flexibilidad y facilitar la puesta en marcha de los servicios vigilando su calidad (QoS). Regulación debería ser sinónimo de facilidad y orientación, no de obstáculo. Las regulaciones deberían promover el desarrollo. • Los políticos tendrían que ocuparse de promover la inversión -a través de incentivos o de la reducción de impuestos-, así como la asociación entre el sector público y privado y la cooperación internacional. • Los miembros de la sociedad civil pueden desarrollar programas de entrenamiento y educación. Las economías más avanzadas del mundo tienen mucho que aprender de aquellas en vías en desarrollo por la interdependencia que se crea en éstas entre los integrantes del ecosistema para alcanzar el éxito y prosperar. • Finalmente, los medios de comunicación son piezas claves para escribir e informar tanto a los consumidores como a los otros miembros del ecosistema. La siguiente generación de nuestros líderes estará formada por ciudadanos globales, usuarios de la tecnología digital que las TIC han aportado a los miembros de la aldea global para acercar a sus miembros. Todos nosotros tenemos la obligación de mostrar al mundo que las TIC son una de las industrias más dinámicas entre las existentes; que somos locomotora de progreso y desarrollo económico; que contribuimos definitivamente al desarrollo sostenido de la economía global y a una mejor vida. El destino de nuestra industria es un asunto de elección y no de oportunidad.teléfono móvil.


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