La compañía está trabajando en sensores que detecten señales de tráfico y otros vehículos. Además de un software para que interprete todos los datos. Los ovalados coches están siendo probados en las oficinas de Google en California.
Chris Urmson ha contado a los medios que no saldrán a la venta hasta que sean lo suficientemente seguros, lógicamente.
"Necesitamos llegar al punto de que el coche “aprenda” a interactúar con todos los elementos de la carretera y después, convencer a la gente de la utilidad de este producto”, decía Urmson.