Hasta ahora, Samsung optaba por comercializar sus mejores productos en dos versiones: una con los prestigiosos chipsets de San Diego, sobre todo los LTE y otra con sus propios procesadores de la familia Exynos.
Los rumores en la industria y entre los analistas no se han hecho esperar y se ha llegado a considerar que el fuerte descenso en la cuota de mercado que ha sufrido la coreana en 2014 y el consiguiente ‘ajuste de cuentas’ ha podido llevar a la decisión de utilizar sus propios semiconductores y arriesgarse al desencuentro con distribuidores y consumidores que asocian la palabra calidad, en términos de procesamiento, a marcas de reconocido prestigio como la mencionada Qualcomm, Intel, Nvidia, etc.
Ante la pregunta realizada a Celestino García, VP de la división Telecom (IM) de Samsung, durante la presentación de la nueva gama Galaxy A, el directivo no dudó en responder con contundencia:
“Samsung es el mejor cliente de Qualcomm pero es fácil entender que en nuestro smartphone más representativo queramos integrar el máximo nivel de tecnología y diferenciarlo de cualquier otra propuesta de valor”.
“La familia Exynos en general, y concretamente el 7 es una verdadera joya de procesador –enfatiza García-; son 8 núcleos de 14 nm a 64 bits. Con respecto a cualquier otra posibilidad existente en el mercado es la mejor; ¿cómo no utilizar eso, que es nuestro, en determinados productos de nuestro porfolio?”
Para constatar la calidad de los Galaxy S6, habrá que esperar a su lanzamiento en el MWC 2015, el próximo 1 de marzo, y a su posterior distribución; pero, a priori, con las características ya presentadas de la primera versión del procesador, las diferencias con el Snapdragon 810 categoría 9 de Qualcomm, podrían resultar imperceptibles, de momento, al consumidor y estarían en relación con la tecnología asociada a la red.
Aunque ninguna de las dos empresas lo reconoce abiertamente, las relaciones entre las dos multinacionales, que de la economía colaborativa hicieron lema, no pasan por su mejor momento.