www.zonamovilidad.es
Por Pilar Bernat
x
pbernattelycom4com /7/7/16
sábado 29 de junio de 2019, 21:08h

Escucha la noticia

Tras la finalización de la cumbre del G20, celebrada en Osaka, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump y el de la República Popular China, Xi Jinping, han decidido restablecer las relaciones comerciales entre los dos países, dar un respiro a la presión arancelaria y permitir que las empresas americanas puedan vender productos y componentes a la tecnológica Huawei. Fin de la particular ‘crisis TIC de los misiles’. Al menos de momento.

Está claro que la declaración que realizó el presidente de la multinacional en España, Tony Jin Yong la semana pasada, durante la celebración de la European Conference on Networks and Communications (EuCNC) -en exclusiva a Zonamovilidad-, tenía fundamento: “Huawei tiene plan B; esta situación se va a volver en contra de las empresas americanas, que ya han pedido una solución” y explicaba: “Trump ha intentado enviar a Huawei al ostracismo prohibiendo a las compañías americanas mantener relaciones comerciales de cualquier tipo con nosotros; pero está ocurriendo justo lo contrario, son ellos los que se están quedando solos, porque ahora sí o sí, todas las empresas europeas, latinoamericanas, asiáticas o de Oriente Medio, en lo primero que están pensando es en sí mismas; se están planteando qué va a pasar con su futuro. Se preguntan si su porvenir debe ser tan dependiente de los Estado Unidos y de una Administración que es capaz de ‘castigar’ a una empresa sin evidencias, sin ningún proceso legal o juicio. Por tanto, en este momento, cualquier compañía alrededor del globo se plantea reducir o mitigar la cantidad de componentes o la dependencia de las entidades americanas porque conlleva un riesgo muy alto. De hecho, las empresas americanas deploran esta decisión y sólo hay que ver cómo, de forma conjunta, el pasado 17 de junio 601 compañías americanas firmaron una carta en la que pedían al presidente Donald Trump que resuelva las disputas comerciales con China”.

La hora de las preguntas

Hoy, las aguas han vuelto a su cauce, a la espera de la próxima riada del ocurrente presidente de los Estados Unidos; pero es hora de plantearnos si a este Irak tecnológico que ha organizado Trump se le puede pasar página sin más. ¿No era una cuestión de seguridad nacional? ¿No estaba en peligro la integridad de occidente? ¿No era inconcebible que la mayor parte de las redes 5G en despliegue llevaran tecnología de Huawei, la cual tenía pequeños hombres bomba integrados?

La credibilidad del canciller estadounidense, si es que la tenía, ha quedado bajo mínimos. No se puede tildar de problema de seguridad nacional una cuestión comercial en la que podrían tener un remoto fondo histórico de razón, pero que no se arregla con dinamita y, mucho menos, disparando con pólvora ajena, ya que, en primera instancia, la gran perjudicada del ‘fake’ de Huawei es Europa; más concretamente, sus sedes europeas. ¡Aún está por ver qué dicen los balances y sus consecuencias!

Si nos ceñimos a España, también es hora de pedir cuentas a quienes desde los Cuerpos de Seguridad del Estado se sumaban a los ‘trend’ y aseguraban que ese peligro se contempla en nuestro país y se toma muy en serio. Si es así, que salgan y lo expliquen públicamente, que pongan las pruebas encima de la mesa y que se establezcan medidas (hablamos de nuestra seguridad), si no lo es, que pidan disculpas por querer acaparar un segundo de atención y ser tan lenguaraces. O estamos en peligro, o no lo estamos. Y si lo estábamos ayer, ¿no lo estamos hoy?

Es igualmente hora de exigir rectificaciones a quienes afirmaban, en público y en privado, “que Huawei estaba muerto”, y a los medios que recogieron sus palabras sin cuestionárselo. ¿Nadie va a poner todo esto en manos de la justicia? En este sector, el de los grandes señores por antonomasia, periodistas incluidos, han surgido matones de barrio, que como Trump, quieren ser protagonistas de su propia película y que han hecho de una gravísima situación un patio de colegio en el que jugaban a ver quién la tiene… Creo que es más elegante el ejemplo del dueño del balón en el mismo patio. El daño causado se mide en euros y sería lógico que alguien reclame y ponga pie en pared a este ‘desmadre de matones armados con redes sociales’ de una vez por todas.

Las agencias

¿Qué decir de aquellas agencias que olvidaron que son fuente de la información y que aprovecharon la circunstancia para promocionar despachos de abogados que se prestaban a la demanda colectiva contra Huawei cuando no existía razón alguna más allá de los rumores y los terminales jamás han dado un fallo por esta causa? O aquellas que aseguraban en sus notas de prensa que el sistema operativo no se iba a actualizar más, las apps iban a dejar de funcionar y el mundo se iba a acabar, salvo que recurriéramos a este o aquel entre sus clientes. Y así sucesivamente.

Pero si algo me ha parecido lamentable, son los, a todas luces giros económicos, que las líneas editoriales de grupos de comunicación ‘de toda solvencia’ han dado con respecto a un tema que se debería haber tratado de la forma más aséptica posible y con el mayor nivel de objetividad. Todos hemos ido dando palos de ciego buscando fuentes, análisis, opiniones solventes y hemos editorializado como mejor hemos considerado; pero la información no admite cambios súbitos, por muy fructífero que estos resulten. Cuando ocurren estas cosas hay que plantearse si la sociedad debe afrontar una nueva forma de financiación de los medios que permita afianzar la objetividad, la libertad de prensa y, por tanto, la información y la verdad.

Hace años se derogó una Ley, la de Prensa, que debía desaparecer sí o sí en aras de la democracia, pero que tenía cosas buenas que murieron con ella y hoy resultarían de gran utilidad; como, por ejemplo, que los medios de comunicación (los entendidos o registrados como tal), debían tener a la cabeza un periodista colegiado con responsabilidad legal. Ya se encargaban los directores de que nada que no fuera verdad o no estuviera contrastado viera la luz y los lectores podían ‘confiar’ en que lo que leían era cierto. La deontología profesional tenía voz y mando y era de obligado cumplimiento.

Olé por quienes aprovecharon bien la circunstancia

Nadie sabe qué va a pasar ahora, salvo que los compradores más listos van a aprovechar unos precios que, por ser fin de semana, seguro que no volverán a subir hasta dentro de unos días y que les permite adquirir terminales de primera división como si fueran cantera; pero lo que es seguro es que si Trump vuelve a dar una vuelta de tuerca a este asunto, va a tener que poner a los micro hombres bomba encima de la mesa, o no le creerá nadie. Tal vez Mrs Trump no le contó a su congestionado hijo el cuento del pastor mentiroso.

Y un bien por Europa, que demostró independencia; bien por Vodafone que estrenó su red 5G sin arredrarse y por el resto de operadores europeos que no perdieron la calma; bien, sobre todo, por todos aquellos usuarios que eligieron a quien creer y aprovecharon las ofertas. Eso que se llevan puesto.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios