La investigación y desarrollo del Internet de las cosas recibe un premio de la mano de Jesús Alonso-Zarate

La Real Academia de Ingeniería ha querido otorgar el premio Agustín de batancourt y Molina a la trayectoria del ingeniero de telecomunicación Jesús Alonso-Zárate del Centro Tecnológico de Comunicaciones de Cataluña (CTTC).

En 15 años de vida profesional el ingeniero ha apostado por la innovación dentro de las comunicaciones. Como explicó en su discurso de agradecimiento, todos sus proyectos surgen con el objetivo de tener impacto en el conocimiento, el mercado y la sociedad. Alonso-Zárate afirma que entró a estudiar tecnología “motivado por producir ese cambio” que el progreso tecnológico es capaz de provocar.

Su “hambre por innovar” le llevó a estudiar el área de comunicaciones sin cable entre personas y máquinas. Las redes ADOC fueron su primer gran proyecto, el de fin de carrera. Gracias a a tecnología BQ, conseguiría que el espacio de las telecomunicaciones, el aire, se compartiera entre los usuarios de la forma más eficiente posible. “Es una tecnología disruptiva, que espero que podamos ver en unos años”, aclara.

Su esfuerzo y ganas de conectar a las personas le llevó a seguir investigando en su tesis doctoral. Esta vez se centró en el consumo energético. “Si queríamos que existieran las comunicaciones cooperativas debíamos reducir el gasto energético. Así fui entrando en el mundo del Internet de las cosas y empecé a trabar en cómo se puede capturar esa energía de forma eterna para que todos los dispositivos pudiesen trabajar conectados”.

En su trayectoria aparecen también numerosos proyectos de todo tipo: horizonte 2020, proyectos europeos, con startups…y publicaciones en revistas de divulgación con más de 150 artículos libros. Sin embargo, entre sus vocaciones está también la de formación. Ha sido y es profesor en la Universidad Pompeu Fabra y la UPC donde da clases en áreas como la Edad 4.0 y el IoT.

Otros premiados por la Academia

Raúl Guanche García, ingeniero de caminos, canales y puertos por sus contribuciones al estudio e investigación en el campo de las estructuras flotantes para aplicaciones civiles. Gaunche fue en representación del Grupo de Ingeniería Offshore y Energías Marinas del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria.

Las medallas por el reconocimiento a la contribución en ingeniería este año han sido para:

David Díaz Reigosa, ingeniero industrial especialidad eléctrica por sus contribuciones a la gestión energética, así como al diseño y control de máquinas eléctricas.

Sergio Cicero González, ingeniero de caminos, canales y puertos por sus aportaciones a las técnicas actuales de análisis de la fractura y resistencia a la fatiga y su involucración en la transferencia de tecnología con la creación de una empresa.

Ramón González Sánchez, ingeniero informático por innovar en el ámbito de la robótica. Una de las más reconocidas es la robótica móvil.

Raquel Lebrero Fernández, ingeniera industrial especialidad química por sus aportaciones a los estudios medioambientales entre los que destacan: procesos biológicos para la purificación del aire y la conversión de biogás a productos de valor añadido.

Los últimos tres premiados fueron: Ahmad Shahzada, por ser capaz de realizar un diseño racional de materiales que pueden convertir y almacenar la energía; Eduardo de la Guerra por sus avances dentro de TALGO; Carlos Julián Martín, por crear softwares y hardwares eficientes en el procesamiento de imagen ultrasónica; y Sergio Navalón Oltra por su aportación en el desarrollo de nuevos materiales catalizadores.