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Por Pilar Bernat
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martes 25 de febrero de 2020, 12:52h

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Según informa el Diario Expansión, la vicepresidenta de Asuntos Económicos y Transformación Digital mantuvo el pasado 24 de febrero una reunión con quienes desde el Ministerio definieron como “directivos de las principales empresas tecnológicas nacionales e internacionales”, pero a la que no fueron invitadas las multinacionales que dieron el primer paso para lo que terminó siendo una decisión colegiada de la Asociación de Operadores de Telefonía Móvil (GSMA) para suspender el Mobile World Congress de Barcelona

Lo que algunos han definido como castigo -que yo definiría como una ofensa intolerable- es impropia de una mujer educada, culta, preparada, consciente de sus actos y que estoy segura (aunque la conozco sólo de coincidir con ella en citas tecnológicas de diferente envergadura) jamás hubiera tomado una decisión así, que sabe lo que puede suponer en un futuro; entre otras cosas, dar el tiro de gracia al ya muy manido congreso de Barcelona.

Mientras se celebraba la reunión de los premiados se cerraba un hotel en Tenerife con inquilinos dentro por un caso de Coronavirus

Por muchas vueltas que se le dé y muchas veces que se mire la foto, sólo cabe una interpretación que, por absurda que parezca, puede tener cierta lógica: se trata de una imposición más de los catalanes en plena negociación de los Presupuestos Generales del Estado; un cabezazo a lo Ivan Redondo en términos empresariales. Y es que, una Ministra socialista no puede ir castigando a ninguna entidad que toma una decisión en aras de la salud de sus empleados y del bienestar social general en un entorno de ingente peso económico. Es una contradicción per sé. Aunque a la reunión también asistieron miembros de esos sindicatos que en teoría defienden a los trabajadores pero que, a la vista está, sus riesgos no parecen ser de su incumbencia.

La aportación de las empresas castigadas

Una Ministra brillante, de motu propio, no se pondría en contra de empresas que llevan 100 años invirtiendo y dando trabajo de calidad en nuestro país, como es el caso de Ericsson; no ataca a una compañía que tiene una contribución económica directa e indirecta de 6.250 MM de euros en el ejercicio 2019 (se incrementó un 13% en el último año), como es el caso de Vodafone; no agravia a una multinacional que vende más de 700 millones de euros anuales en productos en nuestro país como es LG; no agrede a una OTT americana que por su capitalización bursátil es la quinta entidad más poderosa del mundo (1.044,53 millones de dólares) como es Facebook y así podríamos seguir. No, eso no lo hace la Calviño que creemos conocer.

Una Ministra brillante, de motu propio, no se pondría en contra de empresas que llevan 100 años invirtiendo y dando trabajo de calidad en nuestro país, como es el caso de Ericsson

Con respecto al menudeo de la cita, sorprenden pequeños detalles que suenan forzados o huelen a desconocimiento del equipo institucional, como que MasMovil nunca ha asistido oficialmente al MWC; ni ahora, ni cuando era Yoigo, época en la que aprovechaba la concentración de periodistas para hacer actos paralelos que alejaban los focos del Congreso física e informativamente. O que Celestino García ya no es Consejero Delegado de Samsung y que ‘se dice, se cuenta’, que su situación interna no es ni cómoda ni sostenible; pero su carácter afable y amabilidad lo llevaron a hacer el favor de asistir para cubrir la ausencia del nuevo CEO, que aún no se ha instalado en España. Choca, también, ver allí a la directora de DigitalES, Alicia Richart, cuando parte de sus más emblemáticos socios fundadores han sido los omitidos; y más compartiendo foto con Huawei -también socio de DigitalES- cuando hace sólo unos días declaró al País Retina que “en China, precisamente, los datos pertenecen al Gobierno”, lo que suponemos no le haría mucha gracia a Tony Jin Yong.

La rueda de prensa en la Embajada Americana

Y ahí vamos, porque nuestra Nadia Calviño se toma la molestia de perpetrar este asalto a la coherencia -o genuflexión a sus socios de Gobierno- mientras nadie desde el Ejecutivo se ha pronunciado ante la rueda de prensa que el subsecretario de Estado para la Comunicación Internacional y Cibercomunicación de los EE.UU, Robert Strayer, celebró en la Embajada Americana de Madrid para transmitir el mensaje que desde Washington se pasea por toda Europa sobre el potencial peligro de Huawei y de ZTE.

Strayer recordó que en aquellos países en lo que se adoptan tecnología que no son de confianza del Gobierno americano se tomarán medidas que afectarán la compartición de información al más alto nivel y al buen funcionamiento de la OTAN

El enviado de Trump durante su reunión con los periodistas de internacional -los tecnológicos no fuimos convocados- ‘recordó’ que “en aquellos países en lo que se adoptan tecnología que no son de confianza” del Gobierno americano, se tomarán medidas que afectarán la compartición de información al más alto nivel y al buen funcionamiento de la OTAN y recordó que la Ley china de Seguridad Nacional obliga a las compañías de ese país, incluso privadas, a cooperar con los servicios de inteligencia y seguridad para mayor gloria y capacidad de control del Partido Comunista de China. Es más, a modo de cuña publicitaria declaró que compañías como Ericsson, Nokia o Samsung son consideradas por el Gobierno Estadounidense como “proveedores seguros y fiables”.

Y todo eso lo dijo, como viene siendo habitual, sin aportar una sola prueba que avalara sus palabras; pruebas que hemos solicitado reiteradamente a nuestros operadores; los cuales (los cuatro) no tienen problema en recordar que sus equipos técnicos revisan cada uno de los elementos de su red con minuciosidad para garantizar la seguridad en sus transmisiones; y no ya en por un tema gubernamental, sino por una cuestión de política interna, de garantía hacia sus clientes y de buenas prácticas. Vamos, en castellano coloquial, que saben lo que hacen sin que nadie venga a decirles lo que tienen que hacer con sus equipos, cómo realizan sus inversiones o a quienes eligen como socios.

A eso se le llama intervencionismo

Es decir, desde una embajada y sin escrúpulo alguno, se ha pretendido coaccionar e intervenir en las decisiones de empresas 100% privadas que sólo deberían rendir cuentas a sus accionistas; y se hace dirigiéndose desde la madrileña calle Serrano a un país, España, que teóricamente respeta el libre mercado, la libertad de comercio, las decisiones de sociedades mercantiles no subsidiadas y los acuerdos internacionales (o así lo creíamos hasta el ‘castigo de Calviño’). Eso sí, algunos de los argumentos del gobierno americano se basan en que el Gobierno Chino es intervencionista y que su capacidad de espiarnos es un peligro…

Igual no recuerda el enviado de Trump que las multinacionales americanas vigilan cada minuto de la vida de sus clientes y utilizan los datos que estos generan para sacar pingues beneficios sin que se les pueda exigir rendir las cuentas impositivas allá donde generan negocio de forma adecuada. Aunque a fuer de ser sinceros, muchos, como yo, lo aceptamos voluntariamente a cambio de los servicios que me ofrecen; pero es exactamente lo mismo que hacemos cuando utilizamos uno de los productos de Huawei.

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