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El encierro nos arrastra a la locura: la censura, 5G y el monotematismo

El encierro nos arrastra a la locura: la censura, 5G y el monotematismo

Por Pilar Bernat
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pbernattelycom4com /7/7/16
jueves 16 de abril de 2020, 00:54h

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El martes 14 de marzo nos levantamos con la sorprendente noticia de que ‘Facebook’ había censurado una noticia de nuestro compañero de Vozpopuli, Marcos Sierra, en el que explicaba cómo Whatsapp y Facebook (dos marcas de una misma empresa) habían tomado medidas contra la difusión de bulos y mensajes virales y que, para hacerlo, en España habían contratado los servicios de dos empresas acreditadas por IFCN: Maldita y Newtral -la tercera empresa que dispone de la certificación es EFE, la agencia estatal de noticias dependiente del Gobierno en el poder-.

El IFCN forma parte del Instituto Poynter, una escuela de periodismo con sede Saint Peterbusrg, Florida (USA)

A pesar de que la denominación de Red Internacional de Verificación de Hechos parece englobar algún tipo de organismo supranacional oficial, el IFCN forma parte del Instituto Poynter, una escuela de periodismo con sede en Saint Peterbusrg, Florida (USA), que, entre otras muchas actividades, ha creado una certificación -que ha cobrado prestigio- para aquellos medios que dedican parte o todo su tiempo a la verificación de información en las redes sociales. Las entidades certificadas reciben la ‘licencia’ por un año, después del cual deben demostrar que siguen cumpliendo los requisitos estipulados por el organismo americano para obtener la renovación.

Nacidos de La Sexta

La cuestión está en que Facebook y Google, entre otras entidades, utilizan, en los diferentes países donde tienen actividad, empresas que han obtenido la acreditación americana para realizar la verificación y atajar los bulos. En el caso de España, como bien explicaba Vozpopuli, esta actividad se le ha cedido a dos de los ‘controladores de Poynter’: Maldita y Newtral; en el primer caso, se trata de una empresa declarada sin ánimo de lucro, fundada por Julio Montes y Clara Jiménez Cruz, que recoge en su página web sus principales objetivos; el primero de los cuales asegura que es: “Monitorizar y controlar el discurso político y promover la transparencia en las instituciones públicas y privadas”.

Maldita y Newtral están dirigido y creados por profesionales salidos o vinculados a La Sexta

De sus fundadores y actuales directores, cuentan ellos mismos que Clara empezó trabajando en Intereconomía, aunque ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en La Sexta, primero en los servicios informativos y después en diferentes programas de la cadena como Debate Al Rojo Vivo, LaSexta Columna y LaSexta Noche. Entre 2013 y 2018 formó parte del equipo de El Objetivo. Y de Julio comentan que ha trabajado durante más de una década en La Sexta, donde empezó en los servicios informativos. Fue uno de los creadores de LaSexta Columna y hasta junio de 2018 ha sido coeditor del programa Debate Al Rojo Vivo.

Por su parte, Newtral es la productora de Ana Pastor, directora de El Objetivo y mujer de Antonio Ferreras (Al rojo vivo), quien ha añadido a su actividad el denominado en inglés ‘Fact Checking’.

El affair de Vozpopuli deja una preocupación

El desencuentro entre Maldita.es y Vozpopuli terminó con un sinfín de comentarios atroces en las redes sociales en contra del diario, emitidas por decenas de fanáticos pero, lo que es mucho más importante, con la rectificación de la empresa que dice “monitorizar y controlar el discurso político…”; de forma que Facebook permitió finalmente, el martes por la tarde, la publicación del censurado artículo.

Sin embargo, el hecho y la rectificación dejan una cosa en evidencia: que la verificación de las noticias publicadas en España parece no está en manos objetivas, ya que cualquier de las empresas mencionadas apuntan a una misma tendencia política y su acreditación proviene de una entidad americana privada. Por tanto, lo primero que no es transparente es el conglomerado u organización que hay entorno al ‘fact checking’, actividad que, la lógica dice, debería ser una labor a desarrollar por alguna entidad sin sesgo que pudiera montar un equipo plural que responda por el trabajo realizado y que merezca un consensuado respeto, como pueden ser las Asociaciones de la Prensa o la propia FAPE.

La guerra contra el 5G

Pero bien, vamos a conceder el beneficio de la duda y a suponer que su única labor no es gestionar ideológicamente las redes sociales; pues resulta sorprendente que esas mismas entidades u otras no reaccionen ante la cantidad de atrocidades que estamos leyendo, por ejemplo, sobre el despliegue del 5G. ‘Ingenieros’ de nombre tan reconocido dentro del mundo tecnológico como Miguel Bosé, se han hecho eco de un escrito que no tiene desperdicio y en base al cual afirma tajantemente en Facebook: “Yo, ciudadano Miguel, me opongo radicalmente a que semejante barbarie se lleve a cabo” (la barbarie es el despliegue de la nueva generación de telefonía móvil 5G).

Claro que, sin necesidad de recurrir a las redes sociales, una de las prestigiosas tertulianas de La Noche en 24 Horas de TVE, hace un par de meses, fue capaz de manifestarse absolutamente en contra de la suspensión del MWC Barcelona 2020 ante el riesgo que suponía el coronavirus y a continuación decir que de 5G ya hablarían en otro momento, pero que ella lo consideraba peligrosísimo -no hace falta comentario-.

Y sí, resultó ser que sí, que sus palabras resultaron proféticas, que era peligrosísimo; pero justo lo contrario a lo que decía: peligroso era tanto la celebración del MWC, como hablar sin conocimiento ni documentación sobre un tema tan especializado; lo que ha dado lugar a que algunos de los muchos locos que parecen habitar este planeta hayan decidido prender fuego a las antenas de telefonía móvil (no todas las incendiadas eran 5G).

“Está circulando por la red un post de Facebook que comienza diciendo que "Todos los chinos recibieron vacunas obligatorias el otoño pasado" y en el que se cuenta que esas vacunas habrían sido activadas gracias al 5G utilizando el polvo inhalado que lanzan los chemtrails"

A tal punto hemos llegado que el Comité científico asesor en radiofrecuencia y salud (CCARS) ha publicado una información en la que afirma: “Está circulando por la red un post de Facebook que comienza diciendo que "Todos los chinos recibieron vacunas obligatorias el otoño pasado" y en el que se cuenta que esas vacunas habrían sido activadas gracias al 5G utilizando el polvo inhalado que lanzan los chemtrails. Desde Maldita Ciencia han consultado con Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología y Jefe de la Sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública canario, que ha explicado que este texto es "terroríficamente mentiroso", y también han hablado con Alberto Nájera, vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) y profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, que opina que "cuesta creer que el texto haya sido escrito con un mínimo de información".

Tanto el informe al que alude Bosé, como esta fantasía de los chemtrails y el 5G o la otra de los hombres de blanco en las antenas con trajes antiradición son mentira. Relacionar el Covid-19 con las ondas electromagnéticas tiene un relación similar a la de un apareamiento entre un ratón y un elefante; el tamaño y su naturaleza no tienen relación alguna que pueda vincularlas.

Monotematismo

Tal vez, el problema que nos acucia no es otro que la burbuja que nos creamos al no buscar información, sino dar por buena la que nos llega por cualquier medio, sea web, blog, red social, microblog hedonista, podcast, video aficionado; sin que nadie se tome la molestia de pararse a pensar si lo que está leyendo es cierto o incierto y sólo calibramos su atractivo, para ver si lo dispersamos como el virus o no.

Si la lógica y la sensatez primara en la sociedad, no tendría nadie que limitar las posibilidades de reenvío de una aplicación, ni se consentiría (no sé cómo se consiente) que un grupo de personas de ideología afín y claramente posicionados políticamente decidan lo que deben leer o no los suscriptores. Por principio, es inconstitucional. Si la profesión periodística recuperara su deontología y no se sometiera a la tiranía de la ola de Google para decidir los temas (da igual lo que digas, lo importante es surfear los ‘trends’), igual la gente nos leería y reflexionaría.

A veces pienso si el encierro y el monotemismo nos está haciendo perder la cordura; pero igual ya la estábamos perdiendo antes y la naturaleza, algo o alguien, ha decidido restablecer el equilibrio.

Yo me alegro de que la noticia de nuestro compañero, y amigo, Marcos Sierra, viera finalmente la luz tal y como se escribió y que el escándalo sirviera para que algunos reparáramos en la gravedad de lo que supone aprovechar el boom digital para manipular la libertad de expresión y, lo que es peor, el derecho a la información… o a la desinformación… como dicen los americanos: It is up to you (to us, to them).

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