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Prueba del Kobo Elipsa

El nuevo Kobo Elipsa, además de incluir lápiz digital y permitir tomar notas, integra un modo oscuro en el que muestra el texto en blanco.
El nuevo Kobo Elipsa, además de incluir lápiz digital y permitir tomar notas, integra un modo oscuro en el que muestra el texto en blanco. (Foto: JLT)

Para leer y también tomar notas

Por Javier López Tazón
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javierlopezgmailcom/11/11/17
martes 08 de junio de 2021, 08:30h

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El último Kobo Elipsa es un libro electrónico de gran tamaño que permite además tomar notas sobre el texto y crear libretas digitales combinando texto e imágenes.

La idea es buena. En realidad, muy buena. El resultado es un poco menos bueno. Pero vayamos por partes.


Antes de comenzar a hablar de su último modelo, habrá todavía quien no sepa qué es Kobo. Quien lo vea desde fuera, de un vistazo rápido, podría hacerse a la idea de que es una marca de libros electrónicos. Si mira un poco más en profundidad, creerá que es una línea de negocio creada por la cadena FNAC para vender sus libros digitales. Pero, aunque no anden desencaminados, es eso y algo más.


Me permito un inciso, porque siempre que escribo sobre libros electrónicos me asalta el mismo problema: ¿cómo diferenciar los términos para designar el aparato en el que se lee del contenido que lees? Yo he tirado por denominar al primero, es decir al aparato, libro electrónico, mientras al segundo, libro digital. El primero lleva la electrónica a bordo y se carga el contenido digital que puedes leer en él.

Kobo se podría definir haciendo un paralelismo -salvando las diferencias de volumen- entre Amazon y Rakuten. El primero es "el" gigante global del comercio en línea, mientras que el segundo es el equivalente en Japón, aunque ha ido extendiéndose por todo el mundo, en ocasiones mediante adquisiciones, como cuando compró la española Wuaki. Amazon tiene sus libros electrónicos Kindel, y Rakuten, los Kobo. Lo que pasa es que este último tiene acuerdos con terceros, como es el caso de la FNAC en España. De ahí que veamos ese "Kobo by FNAC".

Un híbrido de libro y cuaderno de notas

Aclarada esta cuestión previa, el Elipsa combina un libro electrónico con una libreta electrónica. Sería un híbrido perfecto como soporte para contenidos técnicos, para tomar notas sobre textos en ensayos, proyectos, libros de arquitectura, trabajos sobre disciplinas científicas, planos, cartografía... Mientras estás leyendo un texto, puedes subrayar, marcar párrafos, escribir directamente sobre él o en los márgenes...

El Kobo Elipsa, de 10,3 pulgadas de pantalla, permite tomar notas sobre el texto.Entiendo que este es el motivo por el que en Kobo han optado por un pantalla grande, de 10,3 pulgadas, cuando lo más habitual es que sean de seis si bien han ido creciendo últimamente y son comunes los libros electrónicos de siete y ocho pulgadas de diagonal. Las 10,3 pulgadas del Kobo Elipsa son una ventaja para enfrentarse a contenido técnico. Aunque no he logrado que muestre -ni volteándolo y poniéndolo en horizontal- dobles páginas. Una pena.

Me permito otra pequeña digresión: Samsung, con su gama de terminales Note dio nueva vida a los lápices digitales, que parecían destinados al olvido. También llegarían a las tabletas y a los ordenadores con pantallas táctiles compatibles. La escritura con este tipo de punteros, sobre todo cuando hablamos de equipos de alta gama, es cada vez más suave y fluida.

La escritura o el dibujo sobre la pantalla de un Galaxy Note, de Samsung, o un iPad de Apple, por poner un par de ejemplos de gamas muy altas, es instantánea. El motivo, además de la propia tecnología de la pantalla y de los punteros -y la gran capacidad de proceso-, es en buena medida el refresco de pantalla. Cuanta mayor sea la velocidad con la que la pantalla detecta cambios, mayor será la rapidez de la escritura. Y aquí, el Kobo Elipsa juega con desventaja. Tanto a la hora de escribir o dibujar un esquema, como a la de borrarlo, el sistema va a tirones, como tartamudeante.

Escritura más lenta

Y es que las pantallas de los lectores electrónicos están diseñadas para dos cosas fundamentales: que la luz no se envíe de la pantalla hacia los ojos y que soporte los reflejos de la luz tanto la artificial de interiores como la del propio sol. El segundo propósito es que tenga una autonomía muy grande, superior a la semana. Estas ventajas de la tinta electrónica -la pantalla del Elipsa usa la versión Carta E Ink 1200- son en cambio un ligero hándicap. No sólo se nota esa menor rapidez, sino que al escribir sobre la pantalla mate parece como si la punta del lápiz raspara la superficie, como una pluma sobre papel verjurado.

Por supuesto, en el más riguroso blanco y negro. O al revés, porque se puede optar por un modo oscuro en el que el fondo es negro y el texto o la escritura manual es blanca.
La ficha técnica del último modelo de Kobo habla de una CPU multinúcleo a 1,8 gigahercios. Es bastante; más que suficiente para un libro electrónico, pero puede ser insuficiente para gestionar la escritura. Sobre todo, porque una de las funciones que incluye es la conversión directa de los textos escritos a mano en textos tipográficos.

¿Y cómo funciona la transcripción? El proceso es muy simple: una vez que se haya escrito un texto, punteando dos veces en la pantalla se pasa a texto tipográfico. Otra cosa es que el sistema te entienda. Las primeras veces que lo usas tiendes a ser cuidadoso con la escritura. Escribes más bonito y más claro que lo acostumbrado. Entonces, la transcripción es aceptable. Si vas tomando confianza y escribes más rápido, se van generando más fallos. Hasta donde lo he usado yo, no ha ido aprendiendo de cómo escribo.

¿Qué costaría poner un índice de notas?

Hablando de fallos, hay uno que sería fácilmente enmendable. Me he ido imaginando varios casos de uso mientras utilizaba el Kobo. Por ejemplo, me gusta la historia y es normal que vayas tomando notas. A veces, subrayas el libro y pones un marcador en la página. Ahora, podría subrayar y anotar directamente sobre el texto o con notas al margen, pero no he descubierto cómo colocar marcadores de las notas que he escrito. Sería todo un adelanto que se pudieran numerar esas notas y crear un índice para localizarlas e identificarlas con rapidez.

Hablando de almacenamiento, el Elipsa cuenta con 32 gigas de disco, una buena capacidad para guardar libros, notas sobre los textos y libretas. Aunque todavía no le he encontrado el punto a las libretas en el Elipsa, sobre todo después de haber utilizado aplicaciones como Moleskine, Evernote...

Acabo de darme cuenta de que prácticamente todo el artículo se ha centrado en tomar notas, pero ¿qué hay de la lectura? Si mantiene una buena resolución, a mayor tamaño de pantalla, más posibilidades para configurar la página y el tamaño de la letra a tu gusto. En este caso, la resolución es de 227 puntos por pulgada y las 10,3 pulgadas de diagonal suponen una superficie bastante mayor que la de un libro convencional. La formación y consistencia de las letras es buena, prácticamente imposible de diferenciarla de un texto impreso. Eso sí, con la limitación de que es en blanco y negro.

La pega es que conforme aumenta el tamaño, dismimuye la portabilidad. Ya no es un equipo que apenas pesa y cabe en el bolsillo de la chaqueta o del pantalón. Ahora es una tableta grande, que tienes que llevar en el bolso o en la mochila. Mide 22,7 centímetros de alto por 19,3 de ancho y 7,6 milímetros de grueso. Y pesa 383 gramos. Se ha convertido en un libro para utilizar más en casa que para llevar encima siempre.

La funda permite apoyar el Elipsa sobre una superficie con una inclinación mejor para leer y escribir.
También puede llevarse debajo del brazo, claro. Para eso, el Kobo Elipsa no viene solo. En el pack -por cierto, bastante voluminoso- se incluye una funda que, además de protegerlo permite colocarlo sobre una superficie con la inclinación más cómoda para leer y escribir e incluye un espacio para guardar el puntero. También viene de serie, claro, el lápiz digital. Todo el conjunto -no se vende por separado- más la pila y una punta de recambio para el lápiz, cuesta 399,99 euros.

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