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Vodafone aún tiene una buena oportunidad tras la fusión de Orange y MásMóvil

Vodafone aún tiene una buena oportunidad tras la fusión de Orange y MásMóvil

Por Pilar Bernat
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pbernattelycom4com /7/7/16
martes 08 de marzo de 2022, 23:52h

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Se acabó la especulación; la noticia se esperaba, ha llegado y la sorpresa ha sido que Vodafone, que estaba en todas las apuestas, se ha quedado sola en la puerta de la iglesia. Orange y MásMóvil han anunciado su próximo enlace en unas condiciones insospechadas para Orange -para algunos incluso denigrantes-; es lo que se dice una boda de penalti en toda regla. Ahora bien; para que el enlace se consume, falta la firma en el acta de los padrinos -también conocidos como reguladores- y que todos los accionistas invitados e incluso los ‘canaperos’, estén satisfechos. En cuanto a la británica, ¡quién sabe! Igual la novia abandonada, se plantee sacar provecho claro de la situación y, lejos de sumirse en la depresión, vea en este descalabro una oportunidad para emprender una nueva vida; la decisión es de Nick Read.

El mercado lo gritaba a voces: “la situación de las empresas de telecomunicaciones es insostenible”; “los operadores no están generando el retorno de la inversión debido para la escala que tienen en el mercado”; “es justo y necesario que las multinacionales de Internet asuman parte del coste del despliegue” … compartición, consolidación, cooperación… open RAN… de otra forma, las cuentas no salen.

En este momento, con las frecuencias de 3,5 GHz y 700 MHz subastadas, con las milimétricas llamando a la puerta y el Gobierno aportando recursos, cabe esperar un ciclo de inversiones sin precedentes asociado al despliegue de 5G; una tecnología que ha llegado mucho más rápido que 4G con respecto a 3G y, en consecuencia, sin dar tiempo a los operadores para la amortización. Pero si a ese gran desembolso, directamente relacionado con el nuevo ciclo tecnológico que se inicia, se suma la falta de retorno de inversión, la mecánica de la industria de las telecomunicaciones puede llegar a carecer de sentido económico y ponerse en riesgo.

La guerra de precios

Y es que desde hace cinco o seis años la competencia en el sector telco, dentro y fuera de nuestro país, ha sido tan feroz que los directivos de las entidades afectadas han considerado reiteradamente que el despliegue de 5G podía llegar a verse comprometido. En España, especialmente, los precios han estado en continuo descenso y la fuga de clientes en las multinacionales ha sido un goteo sin fin. Lejos de ajustar el mercado en una, dos, máximo tres compañías, las pequeñas y medianas empresas (operadores locales u operadores que han realizado una apuesta fuerte esperando sacar réditos de los movimientos empresariales), han aumentado la fragmentación y los cuatro grandes han venido pidiendo posibilidades de consolidación a gritos.

La cuestión era si la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia y la Dirección General de la Competencia en Bruselas lo permitirían; pero los juristas sectoriales lo explican claramente: “No está escrito en ningún sitio que en los países europeos tenga que haber cuatro, tres o dos operadores; no es una norma; es algo que se ha arrastrado por tradición, de regulador en regulador”. Así, si políticos europeos han procurado fomentar la competencia en todos los países con el fin de beneficiar al consumidor, parece que se ha alcanzado el límite de lo sostenible.

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Un nuevo ciclo

Llegado este momento, Vodafone expresó claramente su intención de consolidar en España y tanto periodistas como analistas empezamos a echar las cartas y a escuchar a los ‘astros’ que filtraban informaciones interesadas e intoxicaban los medios; jugábamos al arte de la adivinación. El momento era idóneo, los ingleses habían levantado la mano, el Gobierno impulsaba un despliegue de 5G consistente, cada uno de los operadores tenía sus intereses, sus posibilidades, pero, finalmente, Ignacio del Castillo en Expansión dio la noticia y Meinrad Spenger, CEO de MásMóvil, a primera hora de la mañana se expresaba claramente a través de su departamento de comunicación: “Para asegurar el liderazgo en infraestructuras de fibra y 5G, así como la prestación de un servicio excepcional en España, necesitamos operadores fuertes con modelos de negocio sostenibles; la combinación de Orange y MásMóvil será beneficiosa para los consumidores, el sector de las telecomunicaciones y la sociedad española en su conjunto”.

Lo cierto es que ambas compañías habían mantenido relaciones muy estrechas durante años; tanto que en algún momento llegaron a parecer un águila bicéfala sobrevolando al regulador; pero lo que nadie esperaba es que Orange aceptara una valoración sustancialmente por debajo de MásMóvil -siendo segundo y cuarto operador respectivamente- y que quien naciera como operador móvil virtual, además, impusiera el CEO (que entendemos será Spenger).

Muy en el abismo se han tenido que ver los franceses, cuando hace apenas unas semanas no tenían cabeza mundial y en un abrir y cerrar de ojos han llevado la negociación a buen puerto con un “sí a todo”. La entidad resultante será el segundo operador y tendrá una valoración de casi 20.000 euros; una cantidad tal vez algo inflada o en la que no se ha concretado la deuda resultante de la compra de Euskaltel por parte de MásMóvil (6.500 millones). Además, darán servicio a 4.0+3.1 millones de clientes de fijo (de los cuales 3.0+2.6 son convergentes), 11.5+8.7 millones de clientes de móvil postpago y casi 1.5 millones de clientes de TV.

El ‘papel-on’ de Vodafone

Pero tal vez Vodafone, como decíamos la novia plantada, no tenga tan malas perspectivas como todos pensamos. Los directivos en el Reino Unido deberán analizar la situación, estudiar pros y contras y tomar decisiones. No hay que olvidar que al final del ejercicio anterior, el operador contaba con 11,4 millones de clientes de telefonía móvil en España, así como 3,2 millones de clientes de banda ancha y 1,6 millones de clientes de televisión. Unos haberes que no parece se deban desperdiciar.

Y si es cierto que Vodafone quedaría relegada a una tercera posición, lejos de los dos primeros, también lo es que Orange y MásMóvil tendrán que someterse a los ‘remedios’ que imponga Bruselas; es decir deberán desinvertir y entregar activos a las compañías mas pequeñas para equilibrar la competencia. En este caso, Vodafone pasaría a ser lo que técnicamente se denomina ‘remedies taker’; es decir la empresa más beneficiada de aquello que el regulador europeo obligue a la fusionada resultante a ceder a su competencia y que puede ser desde infraestructuras (lo que resta necesidad de inversión) a una bolsa sustanciosa de clientes.

Según nota conjunta de MásMóvil y Orange, el proceso de fusión llevará aproximadamente un año y ese es el margen de tiempo que tiene Vodafone para diseñar una política de competencia agresiva y buscar una mejor cuota de mercado que le permita continuar su negocio sin mayores aspiraciones, pero con unos resultados solventes.

Además, es una oportunidad para negociar con Telefónica un despliegue conjunto, teniendo en cuenta que son las dos compañías que más han apostado por las redes de empresas mixtas (Open RAN) y por trabajar unidos para que las inversiones sean viables y rentables. Queda también la opción de adquirir operadores menores que están en el mercado y tienen un valor bajo.

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