Suena un poco simplista, pero éste modelo de realidad virtual -hay otros mucho más sofisticado como el que propone HTC- no es más que un conjunto de pantallas conectadas o a las que se le incorpora una tarjeta gráfica donde se ejecuta una aplicación en vídeo.
Son unas gafas con dos pantallas, en visión estereoscópica, que lo que busca es que toda la atención del usuario sean esas dos pantallas por lo que encierran la vista; de manera que no atiendes a nada más y se produce una experiencia inmersiva. La realidad aumentada se construye, realmente en la aplicación o vídeo.
La complejidad reside más en el componente software que en el hardware ya que tiene que generar un entorno 3D para que con el movimiento del usuario la imagen cambie
La complejidad reside más en el componente software que en el hardware ya que tiene que generar un entorno 3D para que con el movimiento del usuario la imagen cambie. Busca generar un espacio virtual 360º en el que la interacción sea la clave.
Esta tecnología puede ir acompañada de infinidad de sensores que permitan la mayor integración dentro de la aplicación; tal y como ocurre en consolas como la Wii, PS4, Xbox, etc.
Ambas buscan el mismo objetivo, sumergir al usuario dentro de ese mundo virtual construido, ya sea un vídeo, aplicación o cualquier otro programa.
En cuanto a cuál es mejor y basándome en el objetivo citado con anterioridad, es claramente superior y es una evolución natural de la tecnología 3D ya que consigue de una forma más clara esa inmersión por parte del usuario. La capacidad de aislar de esta tecnología es mayor ya que bloquea la realidad de tu alrededor con la simplicidad de ocultar visualmente todo punto de referencia exterior a la realidad virtual que se muestra.
La experiencia que ofrece Nvia es una precursora de lo que veremos en los próximos meses y que nos aportará una auténtica experiencia Avatar.