Tras el convulso año que dejamos atrás, marcado por un drástico cambio hacia una economía y una sociedad totalmente digital, entramos en una etapa donde la necesidad de innovar se hace cada vez más urgente. El nuevo entorno es altamente competitivo y requiere de agilidad, rapidez y audacia para satisfacer las necesidades y expectativas de los usuarios. Durante la pandemia los hábitos de consumo han cambiado forzosamente, obligando a las empresas a reinventar toda la cadena de valor para adaptarse eficazmente a las reglas impuestas en la nueva realidad.
En el futuro más cercano, los clientes no sólo demandarán más tecnología en los productos y servicios, sino que requerirán una tecnología más humana y personalizada, que genere interacciones únicas y dotadas de emociones. Será de vital importancia incorporar la potencia de la analítica de datos, el análisis predictivo, la Computación Afectiva y el reconocimiento emocional en la simulación del comportamiento humano. Todos estos avances nos llevan a un contexto en el que la IA se presenta como una oportunidad real, cercana y asumible por todas las organizaciones.
Ante este escenario, la tecnología debe de actuar como un aliado en la humanización de las interacciones digitales. La industrialización de esta tecnología a través de plataformas accesibles, escalables y reutilizables permite un acceso global a todas las empresas, permitiendo nivelar la competencia entre grandes y pequeñas organizaciones. Estos son los paradigmas emergentes que pueden generar incrementos exponenciales en los negocios de diferentes sectores, así como otras tendencias que vienen creciendo a un ritmo acelerado y que aportan un beneficio específico a diferentes ámbitos de la cadena de valor de las compañías:
En definitiva, las oportunidades para las organizaciones en este contexto digital son enormes, pero requieren de un completo rediseño de la arquitectura empresarial que permita dar servicio a las nuevas necesidades de interacción con clientes, automatización de procesos, rediseño de los modelos de negocio y eficiencia en el modelo operacional.
Por eso, la necesidad de una arquitectura empresarial completamente digital se hace indispensable. La innovación es el único motor capaz de producir una transformación real, duradera, sostenible y rentable, y en este escenario la tecnología es el combustible más potente que podemos utilizar para la recuperación empresarial y reinicio económico global.
Autor: Rafael Conde, Director de Digital & Innovación de Vector ITC.