Tanto es así que, debido al aumento exponencial de los incidentes que afectan a los cables submarinos en el mar Báltico durante los últimos meses, la Unión Europea está estudiando la posibilidad de crear una iniciativa público-privada para adquirir barcos especializados en la reparación rápida de estos cables. Su restauración, en el contexto geopolítico convulso que estamos viviendo es, además de imprescindible, estratégica.
Actualmente, la flota global de barcos de reparación de cables submarinos está compuesta por menos de un centenar de embarcaciones. Este reducido número se traduce en largos tiempos de espera desde que se detecta un error hasta su reparación. Para restringir aún más la accesibilidad a equipos de reparación, a esta falta de equipamiento naval se une el incremento del despliegue de cables submarinos durante los últimos años. Según los datos de Submarine Telecoms Forum, entre 2016 y 2020, la zona atlántica experimentó un crecimiento anual moderado de capacidad del 16%. Continuando con esta tendencia, se espera que hasta 2025 el volumen total crezca hasta unos 1.000 Tbps adicionales, mientras que la capacidad iluminada lo haga entre 300 y 600 Tbps.
En este contexto, los proyectos en los que se encuentra inmersa Canalink para desplegar un sistema de cableado submarino en anillo conectando Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote, así como un ramal hacia Tarfaya (Marruecos), cobran una importancia innegable. Estas iniciativas no solo refuerzan la infraestructura de comunicaciones en el Atlántico, sino que también consolidan a Canarias como un punto neurálgico de conectividad digital a nivel global.
El proyecto de anillo submarino mencionado, fortalecerá la resiliencia de las telecomunicaciones en el archipiélago, asegurando una mayor redundancia y minimizando los riesgos de desconexión en caso de fallos en los cables actuales. La interconexión de las islas garantizará una conectividad estable y de alta capacidad, lo que beneficiará no solo a la población local y al sector empresarial, sino también al crecimiento del ecosistema digital y tecnológico en la región.
Por otro lado, el ramal hacia Tarfaya representa una oportunidad estratégica en las relaciones de conectividad entre Europa y África. Marruecos es un país fundamental en el crecimiento tecnológico del continente africano, y la conexión directa con Canarias favorecerá su integración en el tráfico de datos global. Esto facilitará la expansión de empresas tecnológicas, mejorará la competitividad económica y permitirá un mayor acceso a servicios digitales de calidad para millones de personas.
A este incremento en infraestructuras en marcha, se suman los proyectos anunciados por los gigantes tecnológicos Google y Meta, que desplegarán cables submarinos entre Portugal, las Bermudas y Estados Unidos, y entre España y Estados Unidos, respectivamente. A nivel nacional, Telefónica también tendrá su nuevo cable submarino PENCAN-X entre Canarias y la Península Ibérica.
A pesar de que puedan pasar desapercibidos por su naturaleza, los cables submarinos son una de las infraestructuras más importantes para la economía actual. La inversión en estos proyectos no solo fortalece la resiliencia de las telecomunicaciones, sino que también impulsa el crecimiento económico y tecnológico de las regiones involucradas. En el caso de Canarias, los proyectos que engloban el despliegue de nuevos cables refuerzan el papel del Archipiélago como un punto de interconexión clave entre continentes, asegurando que el flujo de datos, esencial para la sociedad digital, continúe desarrollándose con estabilidad y eficiencia.
Autor: Carlos Suárez, director de Canalink