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La conectividad satelital se dispara con un gasto de 14.800 millones en 2026

Federica Estrella | Sábado 02 de agosto de 2025
La transformación digital del mundo no se detiene, y con ella, la necesidad de estar conectados en todo momento y desde cualquier lugar se vuelve cada vez más esencial. En este contexto, la tecnología satelital de órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés) se consolida como una alternativa real y eficaz para garantizar el acceso a internet allí donde las redes tradicionales no llegan.

Según las previsiones de Gartner, el gasto mundial de los usuarios finales en servicios de comunicaciones LEO alcanzará los 14.800 millones de dólares en 2026, lo que representa un incremento del 24,5% respecto al año anterior. Esta cifra no solo refleja el crecimiento de la industria, sino también la consolidación de esta tecnología como parte del día a día para empresas y consumidores.

Hasta ahora, los satélites LEO se habían utilizado principalmente para ofrecer conectividad en ubicaciones remotas o de difícil acceso. Sin embargo, la aparición de nuevos casos de uso está ampliando sus aplicaciones de forma notable. Países como Australia, por ejemplo, ya emplean drones conectados por satélite para restablecer redes móviles durante desastres naturales, mientras que aerolíneas en Francia y Estados Unidos han comenzado a ofrecer Wi-Fi gratuito de alta velocidad a bordo gracias a esta tecnología. Este tipo de iniciativas demuestra que los satélites LEO ya no son una solución de nicho, sino una herramienta clave para mejorar la resiliencia y la cobertura de las comunicaciones a nivel global.

Además, uno de los aspectos más relevantes es su creciente papel en el ámbito del Internet de las Cosas (IoT). Gracias a su capacidad para cubrir grandes extensiones de terreno, los satélites LEO permiten monitorizar cultivos, rastrear flotas de transporte, vigilar recursos naturales o mejorar la navegación de vehículos autónomos. De hecho, en China, una empresa automovilística ha lanzado 20 satélites con el objetivo de construir una constelación de 240 que respalde este tipo de soluciones. A ello se suma su integración con redes 5G no terrestres, que favorece conexiones directas entre dispositivos sin depender de la infraestructura tradicional.

Pero el impacto no se limita únicamente a la conectividad móvil o al IoT. Cada vez más empresas y entidades públicas están optando por esta tecnología para reforzar su infraestructura de red, especialmente en zonas aisladas o de difícil acceso. Gracias a su menor latencia y mayor velocidad, los satélites LEO permiten gestionar transferencias de datos críticas, asegurar comunicaciones en contextos hostiles y garantizar la continuidad operativa incluso cuando fallan las redes convencionales.

No obstante, el informe también destaca que, a pesar de su gran potencial, el mercado sigue enfrentando retos importantes. Persisten ciertas limitaciones regulatorias, problemas de capacidad en algunas regiones, así como restricciones de interoperabilidad y certificaciones pendientes en entornos como el marítimo. Por ello, desde Gartner insisten en que los proveedores de servicios deben adaptar sus estrategias de forma específica para cada caso de uso, sin asumir que una solución servirá para todos por igual.

En cualquier caso, con más de 20 proveedores activos en el mercado y más de 40.000 satélites previstos para los próximos años, todo indica que los satélites LEO están dejando de ser una promesa para convertirse en una infraestructura esencial de la conectividad global. Una que no solo responde a las demandas actuales, sino que anticipa un futuro donde la ubicación dejará de ser una barrera para estar conectados.

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