Sin embargo, esta eficiencia individual no se traduce en un mejor rendimiento organizativo. Solo el 3% de las compañías afirma haber mejorado significativamente su coordinación interna, mientras los equipos siguen fragmentados y saturados de herramientas. De hecho, el 37% de los directivos reconoce que la IA ha generado confusión o pérdida de tiempo en algunos casos.
El informe también revela un cambio cultural en curso: el 74% de los empleados afirma que sus superiores fomentan activamente el uso de la IA, frente al 60% del año pasado. Aun así, esta adopción sigue siendo desigual, y los líderes reconocen que falta una estrategia para aprovechar el potencial colectivo de la tecnología.
“Muchas empresas piensan en pequeño: usan la IA para tachar tareas más rápido, pero no para conectar mejor a sus equipos. La verdadera transformación ocurre cuando la inteligencia artificial potencia la inteligencia colectiva, no solo el rendimiento individual”, explica Avani Prabhakar, Chief People Officer en Atlassian.
El estudio concluye que la IA tiene un gran potencial para resolver problemas complejos y liberar tiempo para tareas creativas y estratégicas, pero que su éxito dependerá de un cambio cultural que combine tecnología, formación y liderazgo colaborativo.