El estudio revela que dos de cada tres hogares en España pagan al menos una suscripción y que los hogares con hijos gastan un 25% más en contenidos audiovisuales. Además, las tarifas se han incrementado un 81,7% en la última década, más de cuatro veces por encima del coste de la vida, siendo el precio la principal causa de cancelación.
La investigación también apunta a un cambio en los hábitos de consumo. El modelo de suscripción tradicional convive con fórmulas gratuitas con publicidad, dando paso a un futuro híbrido entre pago y acceso gratuito. Al mismo tiempo, el consumo dentro del hogar se ha fragmentado: cada miembro ve contenidos distintos y el 36% de las familias tiene al menos dos plataformas, mientras que un 15% está suscrito a tres o más.
Los niños y adolescentes son los principales impulsores del gasto y el consumo. En los hogares con menores, el visionado diario alcanza los 80 minutos, cifra que sube a 105 minutos entre los adolescentes si se incluyen plataformas gratuitas como YouTube o Twitch.
“El streaming ha pasado de ser un lujo a formar parte del presupuesto familiar, igual que el agua o la electricidad. La industria debe ofrecer experiencias más personalizadas para aportar valor real al consumidor”, afirma Héctor Premuda, autor del estudio y profesor de EAE Business School.