En América Latina, el universo del iGaming está viviendo una especie de sacudida, tal vez no sorpresiva, pero sí más rápida de lo que muchos anticiparon. Durante 2023, el volumen de apuestas en línea creció cerca del 50% en mercados como Brasil y Colombia, según datos de la Cumbre Iberoamericana del Juego.
Curioso cómo una región antes dividida entre mercados aislados comienza ahora a perfilarse como un espacio de innovación y expansión conjunta. No es solo un asunto de reglas nuevas; la tecnología móvil y la mejor conectividad están atrayendo a todo un grupo de jóvenes usuarios, incluso a quienes nunca imaginaron apostar en línea.
No se puede negar que las grandes plataformas extranjeras han dado un giro importante al panorama latinoamericano: su llegada marcó estándares más altos y, para bien o mal, han impulsado la regularización del juego digital. Muchas de estas compañías, con presencia ya en más de 20 países, proponen soluciones flexibles, casi a la medida, que ayudan a los operadores locales a crecer rápido, aunque, claro, sin diluir del todo su toque cultural.
Desde 2022, la avalancha de usuarios móviles cambió la manera de jugar (y pagar). Sistemas de pagos electrónicos se volvieron casi la norma, y con ellos, la incorporación de nuevos jugadores dejó de ser un obstáculo. Por ejemplo, en Chile y en Uruguay, lugares donde la conexión a internet supera el 80%, algunas cifras muestran que el mercado habría crecido más del 60% en apenas un año. Todo esto suena a una especie de modernización forzada, aunque, en realidad, no todos los países avanzan con el mismo ritmo.
Si hay algo que distingue la última etapa del iGaming es la versatilidad (bueno, y la innovación casi constante) por parte de los desarrolladores de software. En los dos años recientes, se ha apostado fuerte por experiencias que mezclan inteligencia artificial, realidad aumentada e, incluso, blockchain. La Lista de casinos en vivo online evidencia el interés creciente por experiencias auténticas y justas, con crupieres en tiempo real, algoritmos de aleatoriedad certificados y sistemas de prevención de fraude que cumplen normas internacionales.
Algunos datos, según reportes de 2024, sugieren que el uso de IA ayudó a reducir intentos de fraude, quizás hasta en torno al 28%, aunque el número puede variar según la fuente. Por otro lado, la búsqueda de personalización casi obsesiva empuja a las empresas a invertir cada vez más en interfaces nuevas y controles específicos para padres, con la esperanza de transmitir sensación de transparencia y, tal vez, de seguridad a los usuarios latinos. Pero el sector sigue siendo una especie de experimento en desarrollo, con expectativas que no siempre terminan de cumplirse.
Viendo de cerca el panorama, sorprende cómo algunas startups de Brasil, México, Argentina, Colombia y Perú han logrado entender mejor que nadie las necesidades (y las peculiaridades) de sus propios mercados. Juegos temáticos con acento local, promociones ligadas a festividades típicas, y una oferta variada de métodos de pago más bien domésticos son solo algunos ejemplos. Esta ola de innovación ha desencadenado, además, un efecto cadena, aparecen pequeñas empresas dedicadas al marketing afiliado, estudios independientes y nuevos proveedores de servicios pensados para cada país casi como si fueran sastrerías.
La consultora Focusgn calcula que más del 30% de los títulos y funcionalidades nuevos en 2024 fueron obra de equipos surgidos en la región. Del otro lado, la profesionalización del sector ha obligado a operadores nacionales a sumar nuevas capacitaciones y a buscar alianzas internacionales, no todos lo consiguen, pero el sector se mueve en esa dirección, aunque con sus propios obstáculos.
Quizá lo que más ha marcado el avance del iGaming en LATAM sea la mano de los reguladores en países como Colombia, Brasil y Argentina. Colombia, por ejemplo, es considerada pionera desde que en 2017 lanzó un modelo fiscal progresivo y reglas claras sobre juego responsable. Brasil, mientras tanto, avanza hacia una legislación más estricta y Argentina, con su sistema provincial, ha llegado a atraer operadores globales y startups locales por igual. Ahora, es imposible no notar la revolución en los sistemas de pago: billeteras electrónicas, soluciones blockchain, transacciones en segundos y tarifas bajas... Todo este paquete apunta a prácticas más seguras y eficientes. Es posible que esta facilidad a la hora de pagar sea uno de los factores principales para retener usuarios, aunque todavía hay mucho por investigar en torno al tema.
Entre el ruido del avance tecnológico y el crecimiento del sector en Latinoamérica, sigue resonando un viejo tema: el juego responsable. Hasta ahora, operadores y reguladores han puesto en marcha herramientas como límites de gasto, autoexclusión y campañas educativas buscando proteger, sobre todo, a los usuarios que pueden estar en situación más vulnerable.
Las plataformas líderes han sumado controles parentales y alertas automáticas, aunque la verdad es que la efectividad también depende y bastante, del usuario en sí. En la región, el reto parece ser mantener el equilibrio, crecer sin perder de vista la salud mental o la seguridad financiera del apostador. Al final, detrás de cada avance en tecnología, se mantiene viva la preocupación por crear un espacio de entretenimiento seguro, incluso aunque la solución definitiva parezca lejos del horizonte.