En la antesala del GP de Miami 2025, la conversación no gira únicamente en torno a los neumáticos, el calor abrasador o el regreso del formato Sprint. Los focos también apuntan a los nuevos diseños que han presentado Ferrari, Racing Bulls y Kick Sauber, transformando sus monoplazas en lienzos rodantes que celebran –cada uno a su manera– la energía y estética únicas de la ciudad de Miami.
La Scuderia ha roto esquemas con un diseño que abandona —aunque parcialmente— el rojo Ferrari de toda la vida. En colaboración con HP, su nuevo socio principal, la SF-25 luce ahora zonas en blanco y azul en una apuesta por lo tecnológico, lo asimétrico y lo simbólico.
Ferrari asegura que el nuevo vinilo, además de llamativo, es más ligero, más delgado y más resistente al calor. Todo muy innovador… pero muchos fans no han podido evitar preguntarse si este tipo de colaboraciones están desdibujando la identidad de la marca más icónica de la F1. ¿Se justifica el cambio por motivos técnicos o es solo marketing envuelto en látex?
Si alguien pensaba que el año pasado fue atrevido, Racing Bulls ha decidido superarse. Su coche se viste de magenta brillante para homenajear una nueva bebida de Red Bull: el sabor melocotón blanco. Sí, el coche está literalmente inspirado en una lata.
Es provocador, sin duda. El equipo lo vende como una celebración del espíritu festivo y veraniego de Miami, y los trajes a juego y el rediseño del garaje completan el show. ¿Es llamativo? Claro. ¿Es coherente con la marca joven y descarada de RB? También. ¿Es demasiado? Eso ya depende de quién lo mire… aunque hay quien dice que parece más un coche de juguete que uno de F1.
Por último, Kick Sauber ha tomado un enfoque más artístico, pero igualmente audaz. Su nuevo diseño está inspirado en el arte urbano y en la energía creativa de Miami. El coche, pintado con un verde neón que parece recién aplicado con spray, da la sensación de ser una obra de arte en proceso, como si un artista lo hubiera terminado justo antes de salir del box.
El resultado es impactante. Algunos lo ven como una declaración estética poderosa, otros como una distracción innecesaria. Pero nadie puede negar que este enfoque artístico ha aportado una frescura visual que raramente se ve en el paddock.
Tres estilos, tres visiones y una avalancha de opiniones encontradas. En redes sociales, las reacciones han sido inmediatas y viscerales: desde aplausos por su audacia hasta críticas que acusan a los equipos de “disfrazar” la esencia del automovilismo tradicional. Pero lo cierto es que estas liverys han conseguido lo que toda buena pieza de diseño debería lograr: generar conversación.
En una Fórmula 1 que ya no vive solo de cronómetros y aerodinámica, sino también de emociones, cultura pop y alianzas de marca, estas propuestas marcan un nuevo terreno. ¿Es este el camino hacia una F1 más expresiva y conectada con el entorno cultural de cada sede? ¿O se está perdiendo la seriedad del deporte? Difícil saberlo.
Y tú, ¿con cuál te quedas?