La medida llega en un momento especialmente delicado para las relaciones comerciales entre Washington y Pekín, marcadas por la imposición de nuevos aranceles a las importaciones chinas.
Según fuentes cercanas a la Casa Blanca, el presidente firmará una orden ejecutiva que retrasa la ejecución de la ley aprobada en 2024 por el Congreso, la cual plantea la necesidad de cortar los lazos entre TikTok y su matriz china, ByteDance, por razones de seguridad nacional, tal y como avanza The Wall Street Journal. La administración argumenta que la propiedad china de la plataforma podría facilitar la recopilación de datos personales de ciudadanos estadounidenses o el uso de algoritmos para influir en la opinión pública.
El equipo de Trump ha estado impulsando una posible solución que permitiría la operación de TikTok en EE. UU. a través de una nueva estructura empresarial. Bajo ese plan, un consorcio de inversores estadounidenses —entre ellos Oracle, Blackstone, Silver Lake, Andreessen Horowitz y Michael Dell— tomaría el control de una versión local de TikTok, mientras ByteDance conservaría menos del 20% de participación en la nueva entidad.
La ofensiva arancelaria iniciada por Trump en abril provocó que Pekín congelara cualquier aprobación del acuerdo.
Sin embargo, la ofensiva arancelaria iniciada por Trump en abril provocó que Pekín congelara cualquier aprobación del acuerdo. Según personas familiarizadas con las conversaciones, los representantes de ByteDance comunicaron a la Casa Blanca que China no autorizaría la venta sin un avance en las negociaciones comerciales bilaterales. La propia compañía confirmó que no se había cerrado ningún trato y que cualquier acuerdo estaría sujeto a las leyes chinas.
Por ahora, TikTok sigue operando en Estados Unidos, aunque con una sombra creciente de incertidumbre sobre su futuro, en un tablero en el que se mezclan política tecnológica, geoestrategia digital y cálculo electoral.