El presidente Donald Trump ha firmado una nueva orden ejecutiva que extiende por 90 días el funcionamiento de TikTok en Estados Unidos, postergando nuevamente la posible prohibición de la aplicación de propiedad china mientras su administración intenta negociar un acuerdo para transferir su control a manos estadounidenses.
Esta decisión, veníamos adelantando las últimas semanas, representa la tercera prórroga desde enero y prolonga la incertidumbre en torno al destino de una de las plataformas más influyentes en el ecosistema digital actual.
Desde que el Congreso estadounidense aprobara la prohibición de TikTok, respaldada posteriormente por el Tribunal Supremo, la plataforma ha estado bajo amenaza legal. No obstante, mediante sucesivas órdenes ejecutivas, el Ejecutivo ha evitado su retirada definitiva.
La primera extensión tuvo lugar el 20 de enero, el mismo día en que Trump asumió el cargo, y en abril se emitió una segunda prórroga, ante la expectativa de una reestructuración empresarial que fracasó tras la retirada de China de las negociaciones, motivada por la imposición de nuevos aranceles por parte de Washington.
Actualmente, no existe un fundamento jurídico explícito que respalde la repetida extensión del plazo, y aunque la estrategia ha sido duramente criticada, no se ha enfrentado a ninguna demanda judicial hasta el momento. En palabras de críticos políticos, la situación se asemeja ya a un “bucle”, más que a un proceso con horizonte definido.
División social y preocupación por la seguridad de los datos
Mientras TikTok continúa activo para sus 170 millones de usuarios en el país, la opinión pública muestra un panorama dividido. Según datos recientes del Pew Research Center, solo un tercio de los ciudadanos apoya actualmente una prohibición, frente al 50% que la respaldaba en marzo de 2023. Un porcentaje similar se manifiesta en contra, mientras que otro tercio se declara indeciso. De quienes apoyan el veto, el 80% lo justifica por temores relacionados con la seguridad de los datos personales, en el contexto de que la empresa matriz, ByteDance, tiene su sede en China.
Desde el ámbito legislativo, voces como la del senador demócrata Mark Warner, vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado, han acusado a la Casa Blanca de ignorar las advertencias de seguridad nacional. “Una orden ejecutiva no puede eludir la ley, pero eso es exactamente lo que el presidente intenta hacer”, advertía Warner, subrayando el riesgo estratégico que supone mantener activa una plataforma controlada por intereses chinos.
La decisión presidencial también ha implicado a grandes actores tecnológicos como Apple, Google y Oracle, que han accedido a seguir ofreciendo soporte a TikTok.
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