La caída total de los sistemas informáticos del gobierno local ha provocado el bloqueo de los servicios administrativos más básicos y ha sumido a la ciudad en un escenario de gestión improvisada, donde ni siquiera se puede garantizar la atención mínima a los ciudadanos a través de los canales habituales.
El incidente, cuya causa aún no se ha confirmado, ha obligado a las autoridades locales a activar protocolos de emergencia y a solicitar el apoyo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). La hipótesis de un ciberataque está sobre la mesa, aunque tanto el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, como el consejero de Fomento, Miguel Marín, han insistido en mantener la prudencia hasta contar con un informe técnico concluyente. “Preferimos ser cautos y esperar a que ese análisis esté concluido”, detalla Marín, subrayando la gravedad de una situación sin precedentes en la administración melillense.
El colapso informático de Melilla ha tenido consecuencias directas en la operativa diaria del Ayuntamiento. Desde la caída, la Red OIAC —canal principal de atención al ciudadano— permanece inactiva, y los trámites esenciales han quedado interrumpidos o ralentizados. La página web municipal, habitual punto de entrada para la realización de gestiones telemáticas, también está fuera de servicio.
Solo tres organismos han logrado mantenerse al margen del fallo: la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (Emvismesa), la sociedad de desarrollo económico Promesa y la televisión local Inmusa. El resto de los departamentos públicos han tenido que retroceder en el tiempo y recuperar procedimientos manuales para seguir funcionando, como la tramitación en papel y la firma manuscrita.
“Obviamente esto ralentiza el trabajo”, admite Marín, quien señala que las prioridades se centran en desbloquear los expedientes más urgentes. La situación afecta tanto a la ciudadanía, que acude a las oficinas sin poder completar sus gestiones, como a los empleados públicos, que trabajan a contrarreloj con medios limitados.
Aunque las autoridades insisten en que aún no se ha confirmado la naturaleza del fallo, la dimensión del incidente ha reavivado el debate sobre la ciberseguridad en las administraciones públicas. La denuncia presentada por el gobierno local y la implicación inmediata del CNI y de las fuerzas de seguridad apuntan a que no se descarta ninguna posibilidad.
“No puedo decir con certeza qué ha sido, pero seguro que se va a saber. Lo importante ahora es arreglarlo cuanto antes”
“No puedo decir con certeza qué ha sido, pero seguro que se va a saber. Lo importante ahora es arreglarlo cuanto antes”, asegura Imbroda, sin ocultar su frustración ante la magnitud del colapso. La Ciudad Autónoma mantiene desde hace tiempo un convenio con el CNI precisamente para reforzar su protección frente a ciberamenazas, lo que ha permitido movilizar una respuesta técnica especializada en las primeras horas del incidente.
Los primeros pronósticos oficiales hablaban de una recuperación en 48 horas. Sin embargo, ese objetivo no se ha cumplido y, hasta el momento, no hay fecha concreta para la vuelta a la normalidad. Lo que comenzó como una “incidencia técnica” ha terminado por convertirse en una crisis de gestión que ha obligado a replantear completamente el funcionamiento interno del Ayuntamiento.