La iniciativa, enmarcada en un proyecto de experimentación operativa (OPEX), arrancó el pasado 14 de septiembre y cuenta con la colaboración de varias compañías españolas comprometidas con la soberanía tecnológica, como Atika Technologies, que aporta el core 5G, y Ravenloop, especializada en ciberinteligencia y protección avanzada, además de Nokia como socio tecnológico.
El despliegue incluye un nodo 5G embarcado, diseñado con altos estándares de seguridad, operación remota y soporte técnico continuo, además de un programa de formación específica para la tripulación. Gracias a esta infraestructura, el buque puede mantener comunicaciones seguras y de baja latencia tanto con el resto de la agrupación naval como con sistemas no tripulados, desde drones aéreos hasta vehículos de superficie y submarinos autónomos. Todo ello sin depender de redes públicas ni conexión satelital.
El piloto, que se prolongará hasta diciembre, tiene como objetivo evaluar la viabilidad operativa de esta tecnología y sus beneficios estratégicos. Entre ellos destacan el refuerzo de la resiliencia de las fuerzas aliadas y la posibilidad de incorporar capacidades emergentes como inteligencia artificial, edge computing, gestión autónoma de drones o mantenimiento predictivo de plataformas militares.
La OTAN ya había probado las “burbujas 5G” de Telefónica en otros escenarios, como misiones en el ciberespacio o comunicaciones tácticas en operaciones terrestres. La incorporación de esta tecnología al entorno marítimo marca, sin embargo, un salto cualitativo en términos de conectividad, mando y control, y abre la puerta a operaciones multidominio más avanzadas.
Con este despliegue, Telefónica y sus partners consolidan su posicionamiento en el 5G de uso militar dentro de las Fuerzas Armadas, la Unión Europea y la propia OTAN, reforzando además el liderazgo de España en el desarrollo de soluciones tecnológicas aplicadas a la defensa.