La operación, que reduce de forma drástica la deuda del grupo y redefine su estructura de capital, marca un punto de inflexión en el futuro de la compañía y reabre el debate sobre una posible venta de SFR, el segundo operador de telecomunicaciones de Francia.
Con una deuda que pasa de más de 24.000 millones a 15.500 millones de euros, el conglomerado controlado por el empresario Patrick Drahi busca estabilizar su balance y recuperar margen de maniobra en un contexto de fuerte competencia y presión regulatoria.
El acuerdo, aprobado por el Tribunal de Actividades Económicas de París el pasado agosto y ejecutado el 1 de octubre, supone el cierre de un largo proceso de negociación con los acreedores. A través de esta operación, los tenedores de deuda recibirán el 45% del capital de Altice France, mientras que Drahi conservará el control mayoritario con el 55%. La reestructuración incluye la ampliación de los plazos de vencimiento entre 2028 y 2033 y una reducción estimada de 400 millones de euros anuales en costes financieros.
El presidente de Altice France, Arthur Dreyfuss, ha celebrado el final del proceso afirmando que “los vientos contrarios son ya cosa del pasado”. Sin embargo, la situación sigue siendo delicada. SFR, que factura alrededor de 10.000 millones de euros anuales y acumula cerca de 14,8 millones de clientes móviles y 5,9 millones de líneas fijas, continúa enfrentándose a un mercado saturado, presionado por la caída de márgenes y la necesidad de fuertes inversiones en redes 5G y fibra óptica.
La mejora financiera de Altice France allana el terreno para una eventual venta de SFR, un movimiento que Patrick Drahi lleva tiempo considerando para reducir el endeudamiento de su grupo. Según fuentes del mercado, el magnate valora al operador en unos 23.000 millones de euros, incluyendo los 16.000 millones de deuda que arrastra tras la reestructuración. No obstante, una venta directa parece poco probable.
Una posible consolidación, sin embargo, requeriría el visto bueno de las autoridades regulatorias nacionales y europeas
El escenario más verosímil pasa por una desinversión parcial o incluso una venta por partes, con la entrada de los otros tres grandes operadores franceses: Orange, Bouygues Telecom y Free; interesados en reducir la competencia y fortalecer su posición en un mercado de cuatro a tres actores. Esta posible consolidación, sin embargo, requeriría el visto bueno de las autoridades regulatorias nacionales y europeas, que ya observan con cautela cualquier movimiento que pudiera afectar a la competencia y los precios.
En este contexto, la incorporación de Nick Read, ex consejero delegado de Vodafone, y Pierre-André de Chalendar, antiguo presidente de Saint-Gobain, como nuevos consejeros independientes de Altice France, se interpreta como un intento de reforzar la credibilidad del grupo ante los inversores y facilitar un futuro proceso de venta o reestructuración adicional.
Los sindicatos, que se opusieron al plan ante los tribunales, alertan de que la reestructuración podría ser el preludio de un desmantelamiento de SFR. Representantes de la CFDT y CFE-CGC estiman que, en caso de consolidación del mercado, entre un 60% y un 70% de los empleos del operador podrían estar en riesgo. La audiencia de apelación sobre el plan financiero está prevista para el 4 de noviembre, aunque la aplicación del acuerdo sigue su curso.
Desde la dirección de Altice France se insiste en que la operación “no tendrá impacto en el empleo, los clientes ni los socios”. Sin embargo, el precedente de otras reestructuraciones en el sector europeo alimenta la preocupación entre los trabajadores, conscientes de que una eventual venta o fusión suele ir acompañada de ajustes de plantilla.