La investigación forma parte del Plan de Comunicación Cuántica de la Comunitat Valenciana, un programa que reúne a cuatro universidades con el objetivo de situar a la región a la vanguardia de la innovación en tecnologías cuánticas y de ciberseguridad.
El proyecto, denominado NCCC (Nuevas Construcciones de Códigos Cuánticos de Subespacio y Convolucionales), busca resolver un problema clave: la pérdida de calidad de los datos durante su transmisión a través de canales cuánticos. A diferencia de los sistemas tradicionales, donde la información puede replicarse y corregirse con métodos clásicos, las comunicaciones cuánticas requieren un enfoque completamente nuevo, capaz de mantener la integridad del mensaje incluso en entornos con tasas de fallo más elevadas.
El grupo de investigación GAdUA (Grup d’Àlgebra de la Universitat d’Alacant) lidera esta iniciativa, que combina teoría matemática avanzada con aplicaciones prácticas. Su objetivo es desarrollar códigos de corrección de errores cuánticos capaces de proteger la información sin necesidad de repetir procesos o recurrir a duplicados de datos, algo inviable en el entorno cuántico.
Inspirados en el trabajo del físico Peter Shor, considerado pionero en la corrección de errores cuánticos, los investigadores alicantinos están adaptando al contexto cuántico dos familias de códigos clásicos: los códigos de subespacio y los códigos convolucionales. Ambos han demostrado gran eficacia en sistemas de comunicación tradicionales, pero su complejidad algebraica ha limitado su uso en tecnologías cuánticas.
“Si diseñamos de forma inteligente la protección de los datos antes de enviarlos, podremos corregir muchos de los errores que se producen en estos canales y garantizar la integridad de la comunicación”, explica Diego Napp, investigador principal del proyecto.
El impacto de esta investigación va más allá del ámbito académico. Mejorar la fiabilidad de las comunicaciones cuánticas tiene aplicaciones directas en sectores estratégicos como los servicios digitales, la ciberseguridad y la industria 4.0, donde una transmisión de datos sin errores puede traducirse en menor consumo de recursos y mayor eficiencia operativa.
“Queremos que la tecnología cuántica funcione siempre que haga falta, sin exigir conocimientos especializados a quien la utilice”
“Nuestra meta es que la fiabilidad deje de ser una aspiración y pase a ser un estándar operativo”, subraya Xaro Soler, investigadora principal del proyecto. “Queremos que la tecnología cuántica funcione siempre que haga falta, sin exigir conocimientos especializados a quien la utilice”, apunta.
Financiado en el marco del Plan Complementario de Comunicaciones Cuánticas dentro del Plan de Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea, el programa cuenta con una inversión total de 76 millones de euros. En el caso valenciano, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades aporta el 65% de los fondos, mientras que el 35% restante procede de la Conselleria de Educación, Cultura, Universidades y Empleo.