Moldavia toma las riendas del Consejo de Europa con la ciberseguridad y la desinformación como prioridades centrales
La República de Moldavia ha asumido la presidencia semestral del Comité de Ministros del Consejo de Europa con un programa marcado por la guerra en Ucrania, la fragilidad democrática y el impacto de la desinformación en el espacio público europeo.
Bajo el lema “Por una Europa de paz y resiliencia”, el país sitúa la ciberseguridad y la lucha contra la manipulación informativa en el núcleo de una agenda que tiene implicaciones directas para el ecosistema digital, los medios y las infraestructuras críticas del continente.
La presidencia moldava se articula en torno a tres grandes ejes: apoyo a Ucrania y rendición de cuentas por el crimen de agresión cometido por la Federación Rusa; impulso a un Nuevo Pacto Democrático para Europa; y refuerzo de la respuesta frente a la desinformación, incluida la manipulación y la injerencia informativa desde el exterior. A partir de estos pilares, el programa despliega un denso calendario de conferencias, ejercicios y foros centrados en el Estado de derecho, la democracia y los derechos humanos, con un fuerte componente digital.
Moldavia asume la presidencia en un contexto que el secretario general del Consejo de Europa ha descrito como una “tormenta perfecta”: regreso de la guerra al continente, retrocesos democráticos, cuestionamiento del Estado de derecho y utilización de los derechos fundamentales como arma dentro de campañas de interferencia informativa.
El Gobierno moldavo subraya que el Consejo de Europa ha sido clave en las tres últimas décadas para consolidar su democracia, reformar el sistema judicial y reforzar la protección de los derechos humanos. Ahora, el país aspira a favorecer la convergencia de las políticas del organismo hacia una respuesta más coordinada ante las amenazas híbridas que afectan a las sociedades europeas, desde el cibercrimen hasta los ataques a la integridad del debate público.
El programa de la presidencia otorga un peso significativo a la ciberseguridad. Moldavia considera el cibercrimen una amenaza directa para la estabilidad, la confianza en los sistemas digitales y el funcionamiento de gobiernos, empresas y servicios esenciales. El uso de redes y sistemas comprometidos por parte de actores criminales, terroristas o Estados hostiles se percibe como un riesgo global que exige una respuesta conjunta.
En este marco, la presidencia organizará en Chisináu unos ejercicios regionales de cooperación en materia de ciberdelincuencia con el objetivo de estrechar la coordinación entre fuerzas de seguridad, fiscalías, expertos en informática forense, servicios de inteligencia y equipos de respuesta ante incidentes (CSIRT).
El enfoque se centrará en la persecución de ciberamenazas y en la criminalización de la desinformación maliciosa, especialmente en contextos electorales, un punto de especial sensibilidad para los Estados miembros.
El Consejo de Europa busca así impulsar marcos legales armonizados, mecanismos de intercambio de información más ágiles y capacidades conjuntas de investigación para afrontar delitos que, por naturaleza, atraviesan fronteras y explotan las brechas normativas entre países.
La lucha contra la desinformación ocupa un lugar destacado en la agenda moldava. La presidencia describe la manipulación informativa como una de las mayores amenazas para las democracias europeas, tanto dentro como fuera del Consejo de Europa. La propagación sistemática de contenidos falsos o tergiversados se considera una herramienta central de la “guerra híbrida” dirigida a erosionar la cohesión social, sembrar desconfianza y condicionar procesos electorales.
Para afrontar este desafío, Moldavia ha previsto la celebración en Chisináu de una Conferencia sobre Alfabetización Mediática. El encuentro examinará vías para contrarrestar campañas de desinformación mediante estrategias de educación mediática, desarrollo del pensamiento crítico y creación de herramientas que ayuden a la ciudadanía a identificar narrativas manipuladas.
La conferencia, que contará con representantes de autoridades públicas, parlamentos, radiodifusores públicos, medios y delegaciones de países como Ucrania, servirá también para presentar las futuras directrices del Consejo de Europa sobre estrategias nacionales de alfabetización mediática.
El objetivo pasa por ofrecer un marco de referencia que permita a los Estados diseñar políticas coherentes frente a la desinformación sin recurrir a medidas meramente restrictivas o de bloqueo de contenidos, con el consiguiente riesgo para la libertad de expresión.
La presidencia moldava vincula la lucha contra la desinformación con la protección de periodistas y medios independientes. Bajo el paraguas de la campaña “Journalists Matter”, Chisináu acogerá en abril de 2026 una conferencia internacional sobre seguridad de los informadores y periodismo de calidad. El encuentro analizará salvaguardas legales, medidas de seguridad, formación y estrategias de cooperación para reducir las agresiones y presiones contra la prensa, factores que deterioran la calidad del debate público y abren espacio a la propaganda y al ruido digital.
Al mismo tiempo, la agenda da un papel central a la juventud. La presidencia considera que los jóvenes figuran en primera línea tanto como consumidores intensivos de información online como actores clave en la construcción de una democracia participativa.
Varios foros y cursos de formación se orientarán a la educación en derechos humanos, ciudadanía digital y participación en la vida pública en un entorno dominado por redes sociales, algoritmos y plataformas globales.
Aunque el programa abarca otros ámbitos, como los derechos sociales, la protección de la infancia frente a la explotación sexual o la lucha contra la violencia de género, la presidencia moldava envía un mensaje nítido al ecosistema digital europeo: la defensa de la democracia pasa hoy por una combinación de ciberseguridad robusta, protección de datos, diversidad mediática, educación crítica y apoyo activo a quienes producen información verificada.
En un momento de auge de la inteligencia artificial generativa, campañas coordinadas de desinformación y ciberataques contra infraestructuras críticas, la línea que traza Moldavia desde el Consejo de Europa apunta hacia una Europa más resiliente frente a las amenazas híbridas que se despliegan a través de la red, pero con el compromiso explícito de preservar las libertades fundamentales en el entorno digital.