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Gracias Intel por permitir que Netflix funcione mejor

Por Javier López Tazón
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javierlopezgmailcom/11/11/17

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Nuevas tecnologías de compresión de vídeo, mejoras en las especificaciones de portátiles, nuevos procesadores, una tarjeta gráfica independiente... son las aportaciones de Intel en este CES

El talón de aquiles de todas las plataformas de vídeo por streaming es el ancho de banda y, por lo tanto, las tecnologías de compresión. En breve, cuanta más calidad tiene un contenido -tanto una imagen, un audio como una película o serie-, más gigas ocupa.

Para transportar por las redes ese contenido hay que comprimirlo y, cuando llega a nuestro televisor, móvil, tableta, ordenador... hay que descomprimirlo. En la eficacia de los algoritmos de compresión y descompresión reside la clave para que veamos el contenido con mayor o menor calidad. De poco sirve que tengamos la mejor tele, si la calidad del contenido es mala, incluso aunque el sistema de escalado de imagen del televisor sea buenísimo.

En lo que han estado trabajando Intel y Netflix es en mejorar la tecnología de compresión que se estaba utilizando (AVC) hasta en un 60%. El resultado es AV1, que, además, es la base del codificador de alto rendimiento SVT-AV1, que permitirá a otras plataformas de streaming aprovecharse del avance. Así que, gracias Intel por permitir que Netflix, y el resto de plataformas, funcionen mejor. Eso sí, contando con que los operadores (Movistar, Vodafone, Orange...) les den el ancho de banda que necesiten.

La mayor compresión se ve también como una necesidad perentoria para el aumento de resolución de los contenidos. El HD e, incluso, el Full HD está generalizado; las gamas altas trabajan con resoluciones cuatro veces mayores, el 4K, pero ya está llamando a las puertas el 8K, es decir, multiplicar otra vez por cuatro la resolución 4K. El aumento exponencial de la calidad de imagen y sonido necesita un aumento proporcional del ancho de banda y/o la mejora de los algoritmos de compresión, como han hecho Intel y Netflix.

El nuevo paradigma de ordenadores

Pero por lo que se conoce a Intel universalmente es por los procesadores. Y los chips de Intel, junto con el sistema operativo Windows (con el permiso de Apple y sus Mac), definieron desde hace más de dos décadas lo que era un ordenador. En aquel momento se conocían como Wintel. Más tarde, hará una década, de nuevo Intel se promovió en el líder de lo que debían ser los portátiles del momento, y acuñó el término de ultraligero (si bien el primero de ellos ya había sido el MacBook Air). Desde el año pasado está en marcha su proyecto Athena.

Hasta el momento, ya se han certificado 25 equipos como Athena y esperan alcanzar los 50 para fin de año. Athena recoge las características que debe cumplir un ordenador, desde la calidad de la pantalla, el factor forma, la duración de la batería, el arranque instantáneo, la conectividad... Y los criterios se han ido adaptando a las novedades tecnológicas, como por ejemplo la aparición de los portátiles con pantallas flexibles (el Lenovo ThinkPad X1 Fold o el Dell Concept Duet).

La apuesta del fabricante de procesadores para este 2020 es el nuevo Tiger Lake. Se espera que también trabaje con inteligencia artificial muy orientada en el reconocimiento de voz para interactuar sin necesidad de teclado y en la aceleración de los procesos de mejora de fotografía y de vídeo.

Intel también adelantó en su presentación una tarjeta gráfica independiente. Será la DG1, basada en la nueva arquitectura de gráficos Xe, la misma que estará presente en el Tiger Lake.

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