Esta es una de las principales conclusiones del VII Informe ‘La opinión de los estudiantes’, elaborado por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR, que recoge las percepciones de 8.781 alumnos y 355 profesores durante el curso 2024-2025.
Los resultados revelan que el 12,3% de los estudiantes afirma que él o alguno de sus compañeros sufre acoso escolar, frente al 9,4% del curso anterior. El incremento se debe exclusivamente al ciberbullying, que se ha duplicado respecto al año pasado y alcanza ya cifras preocupantes en un contexto en el que la tecnología, especialmente la IA, se convierte en un nuevo instrumento de agresión digital.
El informe subraya que en el 14,2% de los casos de ciberbullying detectados se ha utilizado inteligencia artificial como herramienta de hostigamiento. Los usos más frecuentes son la creación de vídeos falsos mediante manipulación de imágenes, audios o clips de la víctima (54,8%), y la suplantación de identidad digital (32,2%).
La disponibilidad de plataformas accesibles para generar deepfakes o falsificar voces convierte a la IA en un arma peligrosa en manos de adolescentes. Según el estudio, los varones recurren con mayor frecuencia a estas prácticas (29,4%) que las mujeres (21,3%).
Los entornos de distribución siguen siendo los habituales entre los menores: WhatsApp (66,4%), Instagram (50,5%) y TikTok (49,5%) concentran la mayoría de casos, aunque en Primaria destacan los videojuegos en línea como canal de acoso (56,6%).
El acoso digital afecta sobre todo a los estudiantes de 11 y 12 años, una franja en la que el 64,7% de los casos de ciberbullying son detectados. Aunque la incidencia es similar entre chicos y chicas, las alumnas sufren con mayor frecuencia la combinación de acoso presencial y digital (52,9% frente a 46,8%).
Además, los casos se prolongan en el tiempo. El 15,8% de los estudiantes asegura que las víctimas de ciberbullying de su clase llevan más de un año en esa situación, un dato que sube casi seis puntos respecto al curso previo.
Aunque la gran novedad está en el crecimiento del acoso digital, el presencial se mantiene estable en un 6,5% de prevalencia. Lo llamativo es el repunte de la violencia física: los golpes y patadas aumentaron 8,7 puntos porcentuales y ya están presentes en el 30,9% de los casos.
Los insultos, motes y burlas continúan siendo el tipo de agresión más frecuente (84,8%), seguidos por el aislamiento social (44,8%). También aumentan la difusión de rumores, las amenazas y el robo o rotura de objetos. Más de una cuarta parte de los alumnos acosados (28,2%) sufre esta situación durante más de un año.
Pese a la gravedad, casi la mitad del alumnado (47,9%) no actúa cuando es testigo de un caso de acoso escolar, un porcentaje que ha crecido respecto a años anteriores. Entre quienes sí intervienen (52,1%), las acciones más comunes son capturas de pantalla para denunciar (67,7%), bloqueo de la cuenta acosadora (59,2%) y no reenviar contenidos ofensivos (57,7%).
El profesorado, en cambio, muestra un descenso en la detección de casos: solo el 15% asegura haber tenido conocimiento de alguno, 5,9 puntos menos que en el curso previo. La mayoría de estas situaciones detectadas son de acoso presencial (70,9%).
Según los docentes, las principales barreras para intervenir son la falta de recursos (88,9%), los problemas burocráticos (65,2%) y la insuficiente formación específica (51,8%). También destacan la presión del grupo de iguales y el uso indebido de redes sociales como factores clave que propician el acoso.