Mujer y Tecnología

La explotación sexual de menores se reinventa: así es la era de OnlyFans

(Foto: Depositphotos).
Alfonso de Castañeda | Jueves 27 de noviembre de 2025
La violencia contra niñas y adolescentes ya no se manifiesta únicamente en los espacios físicos. Ahora se desplaza a las pantallas, a los chats privados, a las plataformas de contenido y a un ecosistema hipersexualizado donde las dinámicas de poder operan con nuevas máscaras.

Esta es una de las principales conclusiones del informe ‘La trampa de la autoexposición’, elaborado por Save the Children, que analiza cómo internet ha transformado las formas de relación y, al mismo tiempo, ha abierto un frente inédito para la explotación sexual infantil.

Según este estudio, casi una de cada tres jóvenes en España considera legítimo obtener ingresos mediante contenido íntimo, un dato que evidencia hasta qué punto la cultura digital ha normalizado la autoexposición como una opción económica y relacional para las adolescentes.

La normalización digital de la autoexposición entre adolescentes

Desde Save the Children describen esta dinámica como un fenómeno que opera bajo lógicas comerciales, patriarcales y profundamente asimétricas. “La sensación de control que creen tener es falsa”, advierten los autores en el informe. La organización explica que estas prácticas pueden parecer voluntarias, pero en realidad nacen de presiones sociales, estereotipos de género, necesidad económica o búsqueda de validación en entornos donde el cuerpo se convierte en un producto más.

Esta percepción distorsionada se refuerza desde las propias plataformas. Redes sociales como Instagram o TikTok actúan como escaparates donde la sexualización se presenta como aspiración estética. Según el estudio, más del 62% de los chicos y casi el 48% de las chicas ha visto enlaces a OnlyFans o páginas de sugar dating en sus redes diarias. El algoritmo empuja estos contenidos al centro de la conversación juvenil, hasta convertirlos en algo habitual.

Casi el 40% de las chicas reconoce haber recibido mensajes de desconocidos proponiendo la venta de contenido íntimo

La investigación subraya que la falta de percepción de riesgo constituye uno de los principales problemas. Más del 70% de las adolescentes ni siquiera considera que OnlyFans pueda formar parte de dinámicas de explotación sexual, una cifra que ilustra la profundidad de la normalización. Al mismo tiempo, casi el 40% de las chicas reconoce haber recibido mensajes de desconocidos proponiendo la venta de contenido íntimo, un contacto que en muchos casos se produce sin que exista una comprensión real de la diferencia entre consentimiento y manipulación.

España se sitúa, además, entre los países donde estas prácticas se han consolidado con mayor fuerza. El informe recuerda que el país ocupa el quinto lugar en número de creadoras de contenido en OnlyFans, lo que refleja un fenómeno que va más allá de casos aislados y forma parte ya de una industria digital que crece sin controles claros ni mecanismos de verificación efectivos. En este ecosistema, mujeres que dicen “acabo de cumplir 18” y jóvenes que imitan una estética infantilizada se convierten en reclamos para adultos que buscan perfiles cada vez más jóvenes, según denuncia Save the Children.

La falta de dinero, el gran aliciente

El estudio avanza un paso más al analizar cómo la precariedad económica influye en estas decisiones. Las adolescentes con menos recursos o con entornos familiares inestables muestran mayor predisposición a considerar la autoexposición como una vía rápida para obtener ingresos. Los autores recuerdan que “las condiciones de necesidad no invalidan el consentimiento, pero lo condicionan por completo”.

Esa vulnerabilidad se agrava cuando la difusión del contenido escapa al control de las menores, lo que deriva en chantajes, reventa clandestina o exposición a redes de explotación.

La mayoría de los adolescentes carece de herramientas para identificar riesgos digitales básicos

Otro de los elementos clave del informe es la dimensión educativa. La organización alerta de que la mayoría de los adolescentes carece de herramientas para identificar riesgos digitales básicos, interpretar relaciones asimétricas o entender los efectos permanentes de la publicación de contenido íntimo en internet. La cultura del algoritmo y la presión social por la exhibición constante provocan que muchas chicas interpreten estas dinámicas como parte natural de la vida digital, no como una forma de violencia.

“Lo que antes se escondía tras una cámara oculta ahora se vende como una decisión libre”, afirma Save the Children en uno de los fragmentos más contundentes del documento. La autoexposición no se desarrolla en un vacío: responde a una cultura digital que ha convertido la sexualidad adolescente en un producto rentable. La estetización del cuerpo menor de edad se combina con una economía de la atención donde lo transgresor genera ingresos, visibilidad y audiencia. Los límites éticos desaparecen con facilidad.

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