El informe muestra que el 53% de los profesionales en España cree que la IA está empujando a las empresas a priorizar las competencias frente a las titulaciones académicas. Entre las más valoradas figuran la capacidad de adaptarse a nuevas tecnologías como la IA (18%), la gestión de prioridades (15%) y la habilidad para transformar la información en decisiones con confianza (15%).
“El futuro del trabajo no depende solo de la tecnología, sino de nuestra capacidad para evolucionar con ella y de la voluntad de tomar el control de nuestro desarrollo”, ha afirmado Ángel Sáenz de Cenzano, director general de LinkedIn en España y Portugal. A su juicio, “invertir en uno mismo, aprender de forma continua y rodearse de personas que inspiran puede ser más determinante que un título académico”.
El estudio también refleja una dualidad en la actitud hacia la IA. El 64% de los encuestados se muestra optimista sobre su impacto en el trabajo, mientras que más de la mitad (52%) asegura que ya le ha ayudado a explorar nuevas oportunidades profesionales. Sin embargo, este entusiasmo convive con cierta ansiedad: el 53% afirma que aprender sobre IA le parece casi otro trabajo, y el 55% reconoce que todavía no aprovecha todo su potencial.
Pese a la digitalización, la confianza humana sigue siendo clave en la toma de decisiones. El 40% de los profesionales españoles consulta a su red profesional en momentos importantes de su carrera, el 39% recurre a familiares o amigos y solo el 29% utiliza herramientas de IA. Además, el 78% considera que no hay sustituto para la intuición y el juicio de sus colegas de confianza, incluso en un entorno cada vez más tecnológico.
El informe también apunta a una brecha en el acceso a formación. Aunque el 52% recibe capacitación en IA a través de su empresa, un 25% asegura no contar con ningún apoyo formal, lo que obliga a muchos a buscar recursos alternativos. De hecho, el 54% recurre a formación gratuita por su cuenta y el 46% invierte de manera personal en cursos especializados.
Para LinkedIn, el reto de las compañías es claro. “Todavía existen grandes diferencias en el acceso a la formación. Las empresas debemos facilitar rutas de aprendizaje estructuradas y fomentar una cultura que valore el aprendizaje continuo, que escuche nuevas voces y que permita crecer al ritmo que el cambio exige”, ha concluido Sáenz de Cenzano.