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Trump impone un arancel del 100% a los chips importados y fuerza un giro estratégico en la industria tecnológica

Tim Cook, CEO de Apple, sonríe durante el encuentro con Donald Trump, presidente de Estados Unidos, en el Despacho Oval
Antonio Rodríguez | Jueves 07 de agosto de 2025
La administración de Donald Trump ha dado un nuevo paso en su estrategia de presión comercial con el anuncio de un arancel del 100% a la importación de chips y semiconductores.

La medida, que busca acelerar la relocalización de la producción tecnológica en Estados Unidos, tiene implicaciones directas para los principales actores del sector, incluidos fabricantes estadounidenses, asiáticos y empresas globales que dependen de una cadena de suministro globalizada.

El anuncio, realizado durante una reunión en el Despacho Oval con el CEO de Apple, Tim Cook, marca un punto de inflexión en la política industrial estadounidense y plantea un escenario de tensión en el mercado global de semiconductores, clave en sectores como la automoción, la electrónica de consumo y las telecomunicaciones.

Condiciones para evitar los nuevos aranceles

Según ha explicado el propio presidente, las empresas que ya fabrican en Estados Unidos o que demuestren un compromiso firme para trasladar su producción al país no estarán sujetas al nuevo impuesto. “Vamos a aplicar un arancel muy elevado a los chips y semiconductores. Pero si fabricas en Estados Unidos o te comprometes a hacerlo, no habrá recargos”, ha asegurado Trump.

Sin embargo, también ha advertido que cualquier incumplimiento futuro de estos compromisos supondrá la aplicación retroactiva del arancel, una cláusula que añade incertidumbre sobre los requisitos específicos y la forma de verificación de los acuerdos.

En este contexto, Apple ha sido uno de los protagonistas del anuncio ya que Tim Cook, CEO de la compañía, ha aprovechado la ocasión para comunicar un aumento de 100.000 millones de dólares en la inversión de la compañía en territorio estadounidense, elevando el total comprometido a 600.000 millones en los próximos cuatro años. Según fuentes de la empresa, esta inversión implicará colaboración con al menos 10 socios industriales a través de 79 fábricas en Estados Unidos.

Entre las empresas asociadas figuran tanto firmas locales como Corning, Broadcom o Texas Instruments, como también actores internacionales como TSMC, el gigante taiwanés de fabricación de chips. Esta última ya había anunciado en marzo una inversión de 100.000 millones de dólares para construir tres plantas en Arizona, una apuesta estratégica que ahora la colocaría, previsiblemente, fuera del alcance del nuevo arancel.

Reacciones de Corea del Sur: Samsung y SK Hynix en el radar

Tanto Samsung como SK Hynix no estarán sujetos a los nuevos aranceles, dado que ya han puesto en marcha iniciativas para expandir su producción en Estados Unidos

El anuncio ha provocado reacciones inmediatas en Asia, especialmente en Corea del Sur. El enviado comercial del gobierno surcoreano, Yeo Han-koo, ha señalado que tanto Samsung como SK Hynix no estarán sujetos a los nuevos aranceles, dado que ya han puesto en marcha iniciativas para expandir su producción en Estados Unidos. En el caso de Samsung, la empresa ya colabora con Apple en el suministro de chips desde una planta en Texas, lo que reforzaría su posición frente a las medidas proteccionistas.

La decisión de Trump se produce en un contexto de creciente sensibilidad sobre la producción tecnológica nacional. Durante la pandemia de COVID-19, la escasez de chips provocó un aumento en los precios de vehículos, electrodomésticos y dispositivos electrónicos, y contribuyó a una inflación generalizada.

Aunque la nueva política busca incentivar la fabricación local, expertos del sector alertan sobre los riesgos que implica una transición acelerada. Fabricar en EE. UU. continúa siendo significativamente más caro que hacerlo en países como China o India, lo que podría traducirse en un encarecimiento de los productos tecnológicos para el consumidor final. Además, muchas compañías aún mantienen parte importante de sus procesos productivos fuera del país, lo que podría complicar la implementación de los compromisos exigidos por la administración.

El nuevo arancel forma parte de una estrategia más amplia del presidente Trump, que ya había duplicado esta misma semana los aranceles aplicados a la India, sumando un 25% adicional como represalia por la compra de petróleo ruso. También insinuó que China podría enfrentarse a sanciones similares si mantiene su actual política energética. “Podría pasar, depende de cómo, podría pasar”, avanzaba el mandatario, sin ofrecer detalles adicionales.

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